A inicios del siglo XXI, los políticos venezolanos comenzaron a vender la idea de la existencia de una polarización política. La idea se repitió hasta el cansancio y, como bien dijo Goebbels, está se convirtió en una verdad. Ahora ¿qué es la polarización? ¿En qué consiste ésta y cuál es su fin?
Se determina que la polarización es un proceso, por el cual en un conjunto determinado se establecen características que determinan la aparición de dos zonas, las cuales se consideran opuestas; por ejemplo, en la sociedad venezolana se estableció a inicio de este siglo que ésta estaba polarizada respecto a las tendencias políticas (chavistas-antichavistas; pro-cubanos-anticubanos; comunistas-anticomunistas; patriotas-apátridas). Lo que determinó, supuestamente, que se formaran dos grupos de opinión contrarios entre sí, sin ningún punto en común.
En este orden de cosas se generó, de manera inducida, la polarización de nuestras actitudes y de nuestras creencias, como fenómeno psicológico, que debía incidir en lo político. Por lo que las diferencias de opinión se han hecho más extremas a medida que las partes opuestas plantean sus respectivos puntos de vista. Se ha excitado la tendencia a que nosotros busquemos pseudo-interpretar y repetir la evidencia de la polarización de manera selectiva, con el fin de fortalecer nuestras propias creencias y actitudes. Todo esto favorable a los bandos políticos en pugna por el poder y no a los ciudadanos.
Cuando nos enfrentamos a pruebas ambiguas, el sesgo de la polarización nos conduce a que cada uno de nosotros interpretemos la realidad solo con el fin de confirmar su propia opinión. De este modo, aumentamos aún más el contraste entre las tendencias políticas opuestos. Como ciudadanos que tenemos puntos de vista opuestos, al interpretar la información que nos dan de un modo sesgado nuestros puntos de vista llegan a separarnos más. Esto es lo que se denomina POLARIZACIÓN DE LAS ACTITUDES.
La polarización de nuestras actitudes, más que la realidad política misma, ocurre cuando confiamos abiertamente en nuestro pre-juicio acerca de las posiciones contrarias que nos han indicado que existen, es decir, cuando nos hacen creemos que la polarización existe y no analizamos ni verificamos si esto es verdad. Solo aceptamos tal cosa como una verdad dada y existente. Creemos ciegamente en lo que nos dicen y ya.
En este sentido, ambos bandos políticos nos han embaucado con su tesis de la polarización política, porque ésta les trae muchos beneficios a ambos. De ella se han nutrido y se han beneficiado. Por eso el discurso de ambos es igual en su sesgo político. Pues, ha hecho que los ciudadanos no sostengan posiciones contrarias, sino que confíen ciegamente en éstas. De allí que todo el discurso político actual sea un discurso para sordos y ciegos; un discurso que fomenta la disfuncionalidad política del ciudadano.
El discurso de la polarización es por excelencia excluyente. No solo con el otro bando. En el caso venezolano, se hablaba de los «NI NI» con esto se hacia referencia a aquellos que no eran ni chavistas ni oposición (a los chavistas). Era y es un tercer grupo. Una parte de la ciudadanía que no estaba de acuerdo, por x causas, con ninguno de estas tendencias políticas. Estos «NI NI» abarcan un tercio del patrón electoral, no poca cosa a nivel de votos.
Ambos bandos en su obsesión por afirmar y dar por cierta la polarización política los excluyeron, los hicieron invisibles, los desaparecieron del espectro políticos; porque no les interesa esta disidencia ciudadana que no concuerda con sus mezquinos intereses sesgados y particularistas. Y porque los «NI NI» niegan por su propia existencia el pseudo-discurso de la polarización. Ninguna de estas tendencias políticas restrictivas puede comulgar con los «NI NI» por éstos no admiten como una verdad la tal polarización.
Al discurso de la polarización política no le interesa ninguna otra voz, porque ésta destruye la mentira en que se sustenta tal discurso, desenmascara la mentira política de estos últimos años, el teatro montado que se sustenta más en mentiras políticas que en verdades de juicios certeros. Razón por la cual, a los «NI NI» ya ni se les mienta, los erradicaron del mapa político porque son un estorbo a los intereses mezquinos de estos bandos supuestamente en pugna.
Hemos terminado por creernos la tamaña mentira de la polarización y nos hemos entregado a ella. Así hemos caído en el redil de los catilinas de la política, en la enredadera babosa de sus trampas urdidas en pactos bajo mesa. El discurso nos atrapo y por ser cegatos creyentes nos dejamos conducir por él. Le hemos hecho el juego a estos sórdidos de la política nacional. Ellos están gordos nosotros flacos.
Referencias:
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