CHABURE / ¿Y VIVAS SANTANA?

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—Aló, a compita es usted.

Y ese milagro que está llamando, porque usted es más agarrao que chicle en zapato.

—Devolviéndole la llamada, hombre.

Usted sabe que por ahí alguien dijo que lo más importante de este mundo es ser amable.

—Cómo toño el amable.

—Póngase serio.

Que si no lo llamo luego.

—No se ponga bravo, hombre.

Menos mal que llamó, porque yo estaba por llamarlo para preguntarle si usted sabe lo ¿qué es un chabure?

—No sé que eso, y dígame de dónde ha sacado usted esa palabra.

—Compita, usted sabe que el Dr. Rafael Caldera.

—¿El qué le dio el indulto al difunto?

—Ese mismo.

—Decían por aquellos días que ellos estaban encompichaos contra el gocho, eso se rumoraba.

Y muchos otros más que se hicieron los paisas, porque el golpe fue un fracaso.

—Así decían.

Como le iba diciendo, Caldera escribió un librito que hablaba de los cambures, en el cual decía dos cosas muy interesantes.

Una, que en la tierra de Montilla y Laudelino Mejías la gente dice “cambure” en vez de cambur. Y los usan en plural y singular de manera indistinta. Dicen: deme una mano de cambure o deme un cambure.

Es el único lugar de Venezuela donde se mienta al guineo de esa manera.

Eso tiene un nombre específico, pero no se cual es.

—¡Así es la cosa!

A caramba voy a ponerle cuidado al paisano cuando miente al titiaro.

Y si lo decía el Dr. Caldera ha de ser verdad, porque ahí no actuaba como político, sino como hombre de letras.

¿Y cuál es la segunda que mentaba, el hombre?

—Usted se debe recordar que antes cuando alguien pegaba o conseguía en un puesto en el gobierno, se decía que tenía un cambur.

—Pues, claro que sí.

Estaba encamburao, se decía.

Lo que hoy llaman un “enchufao”, pues.

—Así mismo es.

—Porque las palabras se transmutan, de eso saben mucho la gente que es facurta en eso de la metafísica y la que mientan ontología.

—Y esa última es prima de quién, compita.

—Esa es una ciencia, dicen.

Pero siga con el cuento.

—A bueno, le decía que quien estaba enchufao en el gobierno y no hacía nada, le decían que tenía un cambur.

Idéntico a hoy en día, pues.

Como al Dr. Caldera le gustaba eso de inventar palabras y mandarla para la real Academia.

—Fue él quien inventó lo del millardo, que se quedó corto.

Porque ahorita no hay cifras que alcance para medir este desbarajuste.

—Seguro que a Caldera se le hubiese dado en inventar el “Chabure”

—¿Y qué eso?

—Un chavista encamburao. Un chavista con un cambur.

En vez de enchufao, hay que decirle “chabure”.

Los chavistas se volvieron cambureros, en vez de revolucionarios. De allí que son unos chabures.

Cambur pa’llá y cambur pa’cá.

Han repartido el cambur parejo, pero nada. El amor se acabó.

Porque el gobierno lo que ha repartido es cambure y que para mantener a la gente haciendo algo.

—Ni fororo hacen.

—Pero esa es la función, compita, del cambur o del enchufe.

Calentando banca. Si es que van a calentarla.

Le hubiesen aplicado al Dr. Caldera la ley del odio como a Vivas Santana, si llega a inventar esa palabra.

—Ahora que lo mienta, ¿qué se ha sabido de ese muchacho?

—Se sabe lo mismo que la enfermedad del difunto.

Nunca se supo de qué falleció el hombre. Secreto de Estado.

De los presos por asuntos de odio no se sabe nada, esos no existen.

Y el poeta que se la pasaba con aquello de los derechos humanos, ahora si le recuerdan esos tiempos dice que él no fue.

Las opciones son muy pocas para esa gente.

—Si es que hay opción, que lo dudo.

Y que Dios me perdone.

—Así estamos.

Lo voy a dejar que se oye un barrullo en la calle, hasta los vendedores de café andan en la calle vendiendo el guarapo.

Guárdese bien, que usted está candidateado para la misión carapacho.

Si no aguanta una gripe menos el covid-19.

Si puede rece por Vivas Santana, a ver si el altísimo se apiada.

Y le dijo: Por ahora, apriete.

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