DOCENCIA, PANDEMIA E INTELIGENCIA ARTIFICIAL

El mundo de la docencia no estaba preparado para lo que le presentó la pandemia y la cuarentena, que con ella trajo. Los esfuerzos de la docencia estaban centrados en el alumno en tanto individuo, pero no más allá. Todos los esfuerzos teóricos estaban referidos a que se cumplieran en el salón de clase, como ámbito natural de las clases.

A la docencia en el año 2020, le pasó como al arte moderno, aunque muy revolucionario estuvo encajonado en el cuadro, en el lienzo y en el marco. Haya sido éste cuadrado, rectangular o circular, pero un marco y un lienzo al fin. El arte moderno no pudo, en gran medida, salirse de él. Dadá fue el mejor intento por salirse de esos corset del arte.

La docencia se ha encontrado con un problema semejante. Ha estado encapsulada en el marco del salón de clase y no puede pensarse sin éste. En este sentido, la pandemia ha mostrado que la docencia está como el rey, desnuda. Los docentes no estaban preparados ni se imaginaban un escenario de esa naturaleza, de tan habituados a como están al salón de clase. Solo imaginan su actividad en el salón de clases, nunca fuera del mismo.

No se esperaban, los docentes, que todo cambiara tan abruptamente y los agarrara desprevenido, como sucedió en el 2020. Creo que muchos no se han repuesto ni han cambiado de miras. Lo cual es necesario. Ya que el salón de clases se ha convertido en un ámbito obsoleto.

Se requiere otra lectura de la actividad docente, es fundamental. Y la misma debe estar dirigida a lo espacial. No se puede seguir pensando en la misma dinámica: salón de clase – docente – alumno. Esta trilogía debe ser superada y, en particular, superar el encierro del aula de clase. Que ya no aporta mayor cosa en la era de la inteligencia artificial.

El alumno, en presente, debe ser educado para que enfrente el mundo de la inteligencia artificial, con la responsabilidad de formarse en su aprendizaje. Pues, el docente no es ningún cántaro de conocimiento, nunca lo ha sido. Solo ha sido y es un transmisor de un saber que ha estado contenido en otro sitio: biblioteca, libros. Ahora, lo es internet, en tanto parte del mundo de la inteligencia artificial, lo es como enciclopedia y biblioteca digital.

Por tanto, la mecánica llamada internet debe ser ahondado como principal medio de aprendizaje y educación. El alumno ahora tiene a disposición una ingente cantidad de información que debe aprender a seleccionar y clasificar con criterio adecuado, según lo que necesite. Y en esto deben radicar los nuevos enfoques educativos. ¿Cómo hacer uso adecuado de la inteligencia artificial que internet nos provee?

El docente tiene que abandonar esa figura de portador de conocimiento, pues nunca lo fue. Solo ha sido, repito, un vehículo del mismo. La dinámica de lo que hasta ahora llamamos clase debe ser cambiada; no puede seguir siendo la misma, preservar en ella es absurdo. Tal dinámica no da para más.

El aula de clase se agotó. Solo sirve para que los padres no tengan a sus hijos en casa. Se hace necesario adecuarnos a los instrumentos y herramientas de aprendizaje que hoy en día están presentes. ¿Por qué perseverar en algo ya obsoleto? Si hay otras formas más eficientes para educar, que ya son de uso cotidiano.

La dinámica de aprendizaje ya tiene otra lectura, otro significado. La misma ha cambiado y la pandemia lo ha hecho visible. Solo hay que preguntarles a los usuarios de internet, cómo buscan la información que requieren. Ellos pueden decir mucho. Es una realidad. Por tanto, la actividad docente debe plantearse otra manera. Hay que pensarlo, repensarlo, y probar muchas veces, para ver las formas más adecuadas de una docencia en conjunción con la inteligencia artificial. La práctica médica podría ser un buen ejemplo.

Hay que superar los paradigmas docentes caducos, que son muchos. Es necesario. No hacerlo conllevará al fracaso del docente y de la docencia, a la frustración y enojo del alumno. Hay personas encantadas de cómo obtienen información y aprendizaje de calidad en internet. Allí hay que ahondar.

La pandemia mostró que hasta los docentes más avezados estaban retrasados, con respecto a las nuevas prácticas de enseñanza que pululan por internet. Yo no soy ningún experto en la materia docente; solo me llama la atención la dinámica de impartir clases, el ejercicio docente practicado hasta el presente. Eso es lo que me parece caduco y obsoleto. De allí todo el enredo para pasar a la docencia vía internet, y ojo que la docencia a distancia no es nada nuevo.

Considero que no puede seguir la forma tradicional de dar clases: El profesor ante el alumno en una clase presencial, donde la mayoría de los alumnos están pensando en otra cosa. Recuerdo al amigo Larry que iba a clase y se metía los auriculares por dentro de la camisa, como tenía el pelo largo, no se le notaba que pasaba toda la clase oyendo música mientras miraba al profesor atentamente. De eso hace más de 20 años atrás.

Actualmente, el alumno debe estar más inquieto por indagar que está sucediendo, en ese momento, en internet que en ponerle atención al profesor. Así es de sencillo, sin tanto rollo mental. ¿Esa inquietud debe canalizarse a través de internet?

Una de las realidades es que los docentes es que los docentes han estado dando clases con modelos del primer medio siglo del siglo XX. Y el choque ha sido demasiado fuerte y repentino.

Y como dice Kazantzakis: “El viejo abuelo lo pesa, lo pesa largo tiempo con la mirada, no alcanza a comprender cómo diablos ha podido salir de sus entrañas este vestigio. Llama a consejo a las restantes fieras que ha engendrado, sus hijos, para ver qué van a hacer. «Deshonra nuestra estirpe —ruge el viejo—, ¿qué debemos hacer con él? Pastor no, él no está hecho para saltar e ir a robar en las tropillas de los otros. Guerrero, tampoco, tiene miedo de matar. Deshonra nuestra raza, hagámoslo maestro de escuela»”.

Así parece el docente en este momento. El docente tiene que aprender los diversos programas de computación como recursos para la docencia, el manejo de los recursos que ofrece internet y la inteligencia artificial para hacer una actividad más acorde a los tiempos del siglo XXI.

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