THE DICKS DO NOT COME ALONE

I had gone to the SRI on Monday to start elbow therapy (I’ll tell you about this elsewhere), they put me in the fucking heat lamp —thermo dick what’s it called— and the woman in charge of that pod left me for a long time And that shit burned my skin. I even got some bladders.

The next day I went to tell him that this week I was not going to continue with the therapy because of the burn I had and I showed him my arm. He was red, swollen and with the fucking bladders. In order not to go smooth, I gave him a little mother’s mint.

Therapy already suspended, until next week, I came home. The day was foggy, with the air that a can of water was going to fall. And so it was, in the afternoon a bucket of water fell, I took advantage of bathing in the rain because all water is welcome and more so in this cock that the water never arrives.

Already bathed and dried, I looked at the ceiling, because the trauma of the leak didn’t take it away from me, not even Freud with those guevonades of the libido and the rooster’s head complex. And damn and the mother I saw two leaks. I looked for the ladder and climbed up to see them up close. Two fucking leaks back in the garage.

I had screwed it up in October of last year and had fixed the problem. But due to lack of money, which is the misfortune of the poor, I couldn’t and can’t buy a mantle for waterproofing. That’s what that cock lacks for the job to be pepito. From October to here, some good sticks of water had fallen and nothing had happened. But now those two leaks appeared.

I told myself:

—Tomorrow I’m going to the hardware store to get liquid asphalt. I hope they still have.

The next day I went to the hardware store, but whatever. They had an asphalt with primer for 21 dollars, the motherfucker that gave birth to them.

When I was walking past Beto I took a look inside and saw that they had IPA liquid asphalt for 16 dollars.

Nogoda, that in an oil country a gallon of liquid asphalt costs that much dick is a son of a bitch. A dick that people in the oil fields got horny because if they didn’t look closely they would put their foot in a puddle of asphalt and screw up their shoes. The shoes were no longer fit for a cunt, because there was no way to remove the asphalt. Come now that pod to cost that price. And it’s cheap. Because in other places the sons of bitches have it more expensive.

In any case, I bought it, because they left it for 14 dollars, no rim. And I need it. Since it occurred to me to make tar, I went and bought a liter of kerosene. But it’s how they put it in you, even if it’s folded. A liter of kerosene 4 dollars. It seems to these pussies and mother that one is buying the entire refinery. They didn’t give away kerosene for free. Kerosene was cheap. There was even a joke that said: «I was buying kerosene.»

And that’s where my pension went, on those two cocks.

20 dollars a gallon of liquid asphalt and a liter of kerosene. Let them suck a shorty each.

In the morning, before leaving for the hardware store, he had seen that Eugenia had removed the hose from the bottle of water, because she was throwing herself away. She had picked up the hose and dried the floor. I saw that when I left.

When I came back, after buying kerosene and liquid asphalt, I already felt like a sheikh from Saudi Arabia or Dubai doing international oil transactions at those prices. In that I see that there is water on the floor where Eugenia had dried. And I said to myself:

—This cock is not the hose. Something happens here, let me see well.

I look for a stool, I sit down to look at and touch the bottle well, because it is a glass bottle. When I put my hand under it, I feel that it has a crack, but a crack that covers half the diameter of the bottle and that is where the water came out.

—Damn and the mother. You have to buy a bottle of these. And the vergajos are expensive.

I waited for the afternoon, because the infamous discovery was just before noon.

I go to one of those pods where they recharge the water bottles, and I ask:

—How much is that bottle?

—Eight dollars.

The fucking mother who gave birth to you.

The dollar is like 6.50. They are like 52 bolivars. Nogoda, or that they gave him full of liquor.

I left horny.

—Tomorrow I’m going to look for that shit somewhere else, I said to myself.

The next day I got up and went to get the bottle. The first place I asked, they told me:

—11 dollars.

If you suck me on the cross, I thought.

Over there at 7 dollars; elsewhere at 46 or 48 bolivars. Not even in New York do you hear so many prices in dollars.

Over there I approached a commercial where they sell several pods and asked, about to mention the mother too:

—How much is the bottle?

—At 40 bolivars.

—This is. Give me one.

I paid and I came.

Who knows what other cock comes out this week.

Nogoda. The message to pay for elevator maintenance has already arrived. I’m sure all these motherfuckers are ecologists and believe in sustainable pods, but they’re not walking up the stairs.

LAS VERGAS NO VIENEN SOLAS

Había ido el lunes al SRI para empezar la terapia del codo (esto lo contaré en otra parte), me pusieron en la puta lámpara de calor —termo verga cómo que es qué se llama— y la mujer encargada de esa vaina me dejó mucho rato y esa mierda me quemó la piel. Hasta unas vejigas me salieron.

Al otro día fui a decirle que esta semana no iba a seguir con la terapia por la quemadura que tenía y le mostré el brazo. Estaba rojo, inflamado y con las putas vejigas. Para no irme liso, una mentadita de madre le eché por debajito.

Ya suspendida la terapia, hasta la próxima semana, me vine a la casa. El día estaba brumoso, con aire de que iba a caer una lata de agua.  Y así fue, en la tarde cayó un balde de agua, aproveché bañarme en la lluvia porque toda agua es bienvenida y más en esta verga que nunca llega el agua.

Ya bañado y secado miré para el techo, porque el trauma de la filtración no me lo quita ni Freud con esas guevonadas de la libido y el complejo de cabeza de gallo. Y coño e la madre vi dos goteras. Busqué la escalera y me encaramé para verlas de cerca. Dos putas goteras de nuevo en el garaje.

Yo le había echao bolas en octubre del año pasado y había arreglado el problema. Pero por falta de plata, que es la desgracia del pobre, no pude ni puedo comprar manto para impermeabilizar. Eso es lo que le falta a esa verga para que el trabajo quede pepito. Desde octubre para acá habían caído unos buenos palos de agua y no había pasado nada. Pero ahora aparecieron esas dos goteras.

Me dije:

—Mañana voy a la ferretería a buscar asfalto líquido. Ojala tengan todavía.

Al otro día me fui para la ferretería, pero que va. Tenían un asfalto con praimer a 21 dólares, la puta madre que los parió.

Cuando iba pasando por frente a que Beto eché un ojo para dentro y vi que tenían asfalto líquido IPA, a 16 dólares.

Nogoda, que en un país petrolero un galón de asfalto líquido cueste esa verga es una hijo de putada. Una verga que la gente en los campos petroleros se arrechaba porque si no miraba bien metían la pata en un charco de asfalto y se jodían los zapatos. Los zapatos no volvían servir para un coño, porque no había manera de quitarle el asfalto. Venga ahora esa vaina a costar ese precio. Y está barato. Porque en otros lados los hijos de puta lo tienen más caro.

De todas maneras lo compré, porque me lo dejaron en 14 dólares, ninguna golilla. Y lo necesito. Como se me ocurrió hacer chapopote, me fui y compré un litro de kerosene. Pero es qué cómo sea se lo meten a uno, aunque sea doblado. Un litro de kerosene 4 dólares. A estos coños e madre parece que uno les estuviese comprando la refinería completa. El kerosene no lo regalaban de verga. El kerosene era barato. Incluso había una joda que decía: “Yo estaba comprando Kerosene”.

Y ahí se me fue la pensión, en esas dos vergas.

20  dólares un galón de asfalto líquido y un litro de kerosene. Que se mamen un chaparro cada uno.

En la mañana antes de salir para la ferretería había visto que Eugenia le había quitado la manguera al botellón de agua, porque se estaba botando. Ella había recogido la manguera y secado el piso. Eso vi cuando me fui.

Cuando regresé, después haber comprado el kerosene y el asfalto líquido, ya me sentía como un jeque de Arabia Saudita o de Dubai haciendo transacciones petroleras internacionales con esos precios. En eso veo que hay agua en el piso donde Eugenia había secado. Y me dije:

—Esta verga no es la manguera. Aquí pasa algo, déjame ver bien.

Me busco una banqueta, me siento a mirar y a tocar bien la botella, porque es una botella de vidrio. Cuando le paso la mano por debajo siento que tiene una grieta, pero una grieta que abarca la mitad del diámetro de la botella y por ahí se salía el agua.

—Coño e la madre. Hay que comprar un botellón de estos. Y los vergajos son caros.

Esperé la tarde, porque el infame descubrimiento fue antecito de mediodía.

Me voy para una vaina de esa donde recargan los botellones de agua, y pregunto:

—¿Cuánto cuesta ese botellón?

—Ocho dólares.

La puta madre que te parió.

El dólar está como a 6,50. Son como 52 bolívares. Nogoda, ni que lo dieran lleno de aguardiente.

Me fui arrecho.

—Mañana voy a buscar es mierda en otra parte, me dije.

Al otro día me levanté y me fui a buscar el botellón. En el primer lugar que pregunté, me dijeron:

—11 dólares.

Si me lo mamais en cruz, pensé.

Por allá en 7 dólares; en otro lado a 46 o 48 bolívares. Ni en Nueva York oye uno tantos precios en dólares.

Por allá me acerqué a un comercial donde venden varias vainas y pregunté, a punto de mentarles la madre también:

—A cuánto tiene el botellón.

—A 40 bolívares.

—Este es. Deme uno.

Pagué y me vine.

Quién sabe qué otra verga sale esta semana.

Nogoda. Ya llegó el mensaje de pagar el mantenimiento del ascensor. Seguro que todos estos coño e madres son ecologistas y creen en las vainas sustentables, pero ni de verga que suben por las escaleras.

OLD ANONYMOUS

Some misanthropic or euthanasia organization should found the organization «Old Anonymous». Something like they exist: «Alcoholics Anonymous» and «Narcotics Anonymous.» The foundation would be with the explicit purpose that the old at some point admit and declare: «I am old.»

Because as I understand it, until the alcoholic or the drug addict comes to terms with their peo and admits that they are one or the other, they cannot start the twelve step program. First, they have the need to assume and declare that they are alcoholics or drug addicts. This is necessary in order to reach the solution to your addiction problem.

See more at:

The old man does not admit that he is old. And he much less admits the issues that old age brings with it. But unlike those, the old man is not an addict. Being old is a biological and physiological condition. Old age cannot be removed. It has to be assumed in all its splendor. Those who think they can do it with brass and paint are peeling balls.

If the misanthropic organization carried out this type of foundation, it would most likely fail. He has everything to lose. Because we live in a society and a culture that, on the one hand, denies old age or does not admit it; and on the other, the old are a hindrance. Added to that now the old live longer; for living, in general, is longer. That more years of personal conflict have to sink in.

The old man lives on a via crucis, this is the truth. On the one hand, he is rejected and, on the other hand, his condition is not admitted. I mean, he’s double or triple screwed.

I thought that the prevalence of youth had begun in the sixties, with that of the hippies, The Beatles and company… But no.

Ortega y Gasset, if my memory serves me correctly, in his essay “The dehumanization of art” from 1925 or 1927 points out the imminent positioning of youth in the 20th century. The 20th century is the century of youth. And this is strengthened, according to Ortega, by the development and roots of sport, which requires youth.

The same affirms Eva Illouz in «The end of love» and in «Why love hurts». Where it emphasizes the development and explosion of youth culture in the 20th century, and its heyday in the sixties and seventies through cinema, advertising and marketing, among other mechanisms that have boosted it. Likewise, the author alludes to the conflict that has been generated when that youth of the 60s and 70s has aged. Which are now old.

Due to these conflicts, there is every guevonada that seeks to circumvent the real fact that one is old. What if: prolonged youth, old age, older adult and I don’t know how many other bastards like that. Just to wriggle out of mere reality.

On Facebook there is a page, among many others that must exist, which was titled +60 and had the slogan: “old age is an idea”. If you suck me

Old age is not an idea, it is a real and concrete fact. The rest are inventions. That there are some old people in better conditions than others because they do this or that, nobody denies that shit. But they are still old.

The cultural weight of the 20th century is very strong for an old man to admit that he is old, regardless of whether or not he participated in the 60s or 70s. That does not matter, the consequences of all these trends are present in our thinking. do. Which makes our resistance to old age increase.

You have to get rid of so much shit together. And begin to assume old age for what it is, a stage of living. So that? To live it well, with the ailments and son of bitches that it brings.

The weight of the denial of old age is very great and does not allow us to visualize it.

A few years ago I was standing on the sidewalk of Paseo de los Ilustres avenue, near the Metro station, when a man in his 80s told me to help him cross the street. Delighted, I understood his arm so that he could lean on it and we crossed the street together, since we were going in the same direction. In that vial the sons of bitches who come by car go at full speed, they don’t stop balls at anything.

Without any fuss, the man did as Joe Cocker: «With a little help from my friends.» That’s part of old age, looking for someone to lend a helping hand, and that’s what younger people are for. Not the old ones, because they hate each other. Currently, I believe that the young have more consideration for the old.

I think not in my youth. I think we were indifferent to the old.

Once I wrote that no one stops old people, I wrote it in joda. But it’s true. And as an old man you can take advantage of that situation, because it is an advantage that no one stops you on the street. You can look at things that you didn’t do before, you can stop to contemplate things that happen on the street more closely.

Now, when I pass by a house, I look inside it with premeditation and treachery, to see the prevailing misery. I look shamelessly to look at the stupidity of the world, and nobody stops me. The only thing they can say is: «That’s an old jerk.» And I think they are not wrong.

Returning to the initial idea, that is, the creation of «Old Anonymous» seems unlikely. No one will admit or say that «Old Men» is not politically correct and that’s where we started badly. Perhaps someone will suggest that it be called «Prolonged Youth Anonymous» or «Third Age Anonymous», which leads us to a dead end, since old age is denied from the outset. And if he denies being old there is no point in going on with this. We are bad.

The old man will not accept his condition, the youth culture is very strong. Of course, when he got on the Metro he’s going to demand that they give him priority so he can sit down because he’s elderly, a motherfucking cretin. Years ago, the bank screwed them when they put a box office for the elderly, there they stopped going directly to the box office because of their status as older adults. They killed each other.

Perhaps it is best to leave things as they are; and that everyone eats the brown of him. Live his anguish in his way, screwing up the lives of others. That everyone load their cod and keep herding as he can.

Gabo already said: “happiness is not an obligation”.

VIEJOS ANÓNIMOS

Alguna organización misantrópica o eutanásica debiese fundar la organización «Viejos Anónimos». Algo así como existen: «Alcohólicos Anónimos» y «Narcóticos Anónimos». La fundación sería con el fin explicito de que los viejos en algún momento admitan y declaren: “Soy viejo”.

Porque según tengo entendido, hasta que el alcohólico o el drogadicto no asumen su peo y admiten que son lo uno o lo otro, no pueden iniciar el programa de los doce pasos. Primero, tienen la necesidad de asumir y declarar que son alcohólicos o drogadictos. Esto es necesario para poder alcanzar la solución a su problema de adicción.

El viejo no admite que es viejo. Y mucho menos admite los asuntos que la vejez trae consigo. Pero a diferencia de aquellos, el viejo no es un adicto. Ser viejo es una condición biológica y fisiológica. La vejez no se puede quitar. Se tiene que asumir en todo su esplendor. Los que creen que lo pueden hacer con latonería y pintura están pelando bolas.

Si la organización misantrópica llevara a cabo este tipo de fundación lo más probable es que fracasara. Tiene todas las de perder. Porque vivimos en una sociedad y una cultura que, por una parte, niega la vejez o no la admite; y por la otra, los viejos son un estorbo. Aunado que ahora los viejos viven más; pues el vivir, en general, es más longevo. Que se tiene que calar más años de conflicto personal.

El viejo vive en un vía crucis, esta es la verdad. Por una parte, es rechazado y, por otra, no se admite su condición. Es decir, está jodido por partida doble o triple.

Yo creía que la prevalencia de la juventud se había iniciado por los años sesenta, con aquello de los hippies, The Beatles y compañía… Pero no.

Ortega y Gasset, si no me falla la memoria, en su ensayo «La deshumanización del arte» de 1925 o 1927 señala el inminente posicionamiento de la juventud en el siglo XX. El siglo XX es el siglo de la juventud. Y ésta se afianza, según Ortega, por el desarrollo y arraigo del deporte, el cual requiere de la juventud.

Lo mismo afirma Eva Illouz en «El fin del amor» y en «Por qué el amor duele». Donde hace inca píe en el desarrollo y explosión de la cultura de la juventud en el siglo XX, y su apogeo en los años sesenta y setenta a través del cine, la publicidad y el mercadeo, entre otros mecanismos que la han aupado. Asimismo, la autora alude al conflicto que se ha generado cuando esa juventud de los 60 y 70 ha envejecido. Que actualmente son viejos.

Por esos conflictos,  existe cada guevonada que busca sortear el hecho real de que se es viejo. Que si: juventud prolongada, tercera edad, adulto mayor y no sé cuántas otras cabronerías por el estilo. Solo para escurrirle el bulto a la mera realidad.

En Facebook hay una página, entre otras muchas que deben existir, que se titulaba +60 y tenía el slogan de: “la vejez es una idea”. Si me lo mamais.

La vejez no es ninguna idea, es un hecho real y concreto. Lo demás son invenciones. Que hay unos viejos en mejores condiciones que otras porque hacen esto o aquello, nadie niega esa verga. Pero igual siguen siendo viejos.

El peso cultural del siglo XX es muy fuerte para que un viejo admita que es viejo, sin importar si participo o no de los 60 o de los 70. Eso no importa, las secuelas de todas esas tendencias están presentes en nuestro pensar-hacer. Lo cual hace que nuestra resistencia a la vejez se acreciente.

Hay que deslastrarse de tanta mierda junta. Y comenzar asumir la vejez como lo que es, una etapa del vivir. ¿Para qué? Para vivirla bien, con los achaques y las hijo de putadas que ésta trae.

El peso de la negación de la vejez es muy grande y no nos permite visualizar a ésta.

Hace unos años atrás estaba parado en la acera de la avenida del Paseo de los Ilustres, cerca de la estación del Metro, cuando un señor de unos 80 años me dice que lo ayude a cruzar la calle. Encantado le entendí el brazo para que él se apoyara y cruzamos la calle juntos, ya que íbamos en el mismo sentido. En esa redoma los hijos de puta que vienen en carro andan a toda velocidad, no le paran bolas a nada.

Sin ningún rollo el señor hizo como Joe Cocker: “With a little help from my friends”. Eso es parte de la vejez buscar quien le tienda la mano, y para eso está la gente más joven. No los viejos, porque éstos se odian entre sí. Actualmente, creo que los jóvenes tienen más consideración para con los viejos.

Yo creo que en mi juventud no. Creo que éramos indiferentes para con los viejos.

Una vez escribí que nadie le para bolas a los viejos, lo escribí en joda. Pero es verdad. Y uno como viejo se puede aprovechar de esa situación, porque es una ventaja que nadie le pare bolas a uno en la calle. Uno puede mirar cosas que antes no hacía, se puede detener a contemplar cosas que suceden en la calle con más detenimiento.

Yo ahora, cuando paso frente a una casa miro para adentro de la misma con premeditación y alevosía, para ver la miseria reinante. Miro descaradamente para mirar la estulticia del mundo, y nadie me para bolas. Lo único que pueden decir es: «ese es un viejo guevón». Y creo que no se equivocan.

Volviendo a la idea inicial, esto es, la creación de «Viejos Anónimos» se ve que es poco probable. Nadie admitirá o dirán que no es políticamente correcto eso de «Viejos» y por ahí empezamos mal. Tal vez alguien sugiera que se llame «Juventud Prolongada Anónima» o «Tercera Edad Anónima», lo cual nos conduce a un callejón sin salida, pues de entrada se niega la vejez. Y si se niega ser viejo no tiene  ningún sentido seguir con esto. Estamos mal.

El viejo no va a aceptar su condición, la cultura de la juventud es muy fuerte. Eso sí, cuando se monté en el Metro él va a exigir que le den prioridad para él sentarse porque es de la tercera edad, cretino el coño e madre. Hace años atrás, la banca los jodió cuando les puso una taquilla para los viejos, ahí dejaron de pasar directamente a la taquilla por su condición de adulto mayor.  Entre ellos mismo se mataban.

Tal vez, lo mejor sea dejar las cosas como están; y que cada quien se coma su marrón. Viva su angustia a su manera jodiéndoles la vida a los demás. Que cada quien cargue su bacalao y siga arreando como pueda.

Ya lo decía el Gabo: “la felicidad no es una obligación”.

MEAT BALLS

—We’re not going to leave, because here it smells like meat balls.

Chepel has reminded me that once we went to an art exhibition, in a gallery that I don’t remember where it was. We were Chepel, fat José Antonio and I don’t remember who else. I don’t know if Funche or Norman Prieto was there; I think there were four or five of us who went for that inauguration.

It was already dark when we arrived. It would be between seven and seven-thirty at night maybe. But there was no movement in the bullpen. The gallery was closed and there was no movement anywhere. Which seemed strange to us.

We were in doubt if it was there, because nothing was really happening, there was no one. We had the dilemma of whether to stay or go.

In one of those, I took a sniff and told the boys:

—We’re not going to leave, because here it smells like meat balls.

So we decided to stay.

After a while they opened the gallery and the art show was inaugurated.

Once inside and after reviewing the exhibited paintings, we diligently went to the appetizer table; which were our specialty.

Fat José Antonio had determined and established the maxim that we shouldn’t drink anything, because we were going to stuff ourselves. And with a belly full of brandy we were going to eat little. Therefore, we decided to go directly to where the food was, without drinking anything. There we got down to work and indeed there were meat balls.

We jartamos like possessed.

In one corner of the room where the appetizers were, there was a guy sitting on a stool, like those in architecture school, leaning against the wall and with one leg extended, staring at us, seeing how we got rid of what was there.

Chepel doesn’t remember the hell. I do, because in one of those I looked up from the table and saw that he was watching us. That image of hell, I don’t know why, it stuck with me. He was watching how we finished off all the appetizers. There was a variety of creams of different things.

Chepel tells me that the hell he asked one of us if the appetizers were good, and he replied:

—They’re in the shit.

Who was it, I don’t know.

In addition, the doctrine that fat José Antonio had imposed of not drinking anything at the exhibitions in order to eat a lot.

In those days I was messing around, Chepel reminds me, with the idea that if by chance one passed by a roast chicken sale or a grill sale or, in general, a food sale, one had to inhale deeply, that is, attract those odors into the lungs with the intention of filling the belly and thus killing the hunger in which we permanently lived.

Breathe as deeply as you can, to absorb food particles and satisfy hunger.

A hell of a theory. A theory ahead of that pod of nanotechnology.

It was something like what the bad Blacaman did to the Good. Well:

“In those times he took to finding practical applications for the electricity of suffering, and he began to build a sewing machine that would work connected by suction cups with the part of the body where there was pain. As I spent the night complaining about the beatings he gave me to ward off bad luck, he had to stay with me as a tester of his invention, and so the return was delayed and his mood gradually improved, until the machine worked so well that not only did she sew better than a novice, but she also embroidered birds and alstroemeria according to the position and intensity of the pain”.

That’s where the issue came from.

Also, I had the fucking habit that when I got hungry and it was close to lunch time or dinner time, to go to Juanita or Amparo’s, I would lie down on a drawing table in the faculty and start in voice high to say what I wanted to be eating, without stopping whoever was nearby.

—Eat a fried chicken with crispy French fries, or a pizza with cheese dripping down the sides; or a well cooked churrasco.

Vergas said so. I don’t know why I had that habit. It didn’t affect me, it didn’t make me more hungry or it didn’t take it away either.

Until one day when he was lying on one of the drawing tables saying such things, fat José Antonio came over half horny and said to me:

—Damn and your mother, shut the fuck up, I’m hungry.

We killed our hunger at Juanita’s or at Amparo’s. Where Amparo, I think it was the goajiro Villegas who told me to go eat. Amparo used to cook in a construction site, prepare food for its workers and serve a lot of food, burrera, then.

Juanita cooked in a student residence. When she served Huertica the rice, she told him:

—Daddy sauce.

When she was approaching the noon hour and the end was late, one’s belly was already thundering. As we had no money we had to wait until lunch time. We buffered with coffee. There was a dick called “Paspalito”, it was a cracker and when, sometimes, I couldn’t stand my hunger I ate shit like that. That pod disappeared, who knows how many that cock has killed.

Every theory and every action on how to kill hunger was valid and welcome.

In short, we were real dogs full of vitality and enthusiasm.

We still are.

BOLITAS DE CARNE

—No nos vamos a ir, porque aquí huele a bolitas de carne.

Chepel me ha recordado que una vez fuimos a una exposición de arte, en una galería que yo no recuerdo dónde quedaba. Fuimos Chepel, el gordo José Antonio y no recuerdo quién más. No sé si estaba el Funche o Norman Prieto; creo que éramos cuatro o cinco los que nos fuimos para esa inauguración.

Ya estaba oscuro cuando llegamos. Serían entre las siete y las siete y media de la noche tal vez. Pero no había movimiento en el bulpen. La galería estaba cerrada y no había movimiento por ningún lado. Cosa que nos parecía raro.

Estábamos con la duda si era ahí, porque en verdad no pasaba nada, no había nadie. Teníamos el dilema de si quedarnos o irnos.

En una de esas, yo eché una olfateada y les dije a los muchachos:

—No nos vamos a ir, porque aquí huele a bolitas de carne.

Con lo cual decidimos quedarnos.

Al ratico abrieron la galería y se inauguró la muestra artística.

Ya adentro y después de una repasada a los cuadros expuestos nos dirigimos, diligentemente, a la mesa de los pasapalos; que eran nuestra especialidad.

El gordo José Antonio había determinado y establecido la máxima de que no debíamos de beber nada, porque nos íbamos a embuchar. Y con la barriga llena de aguardiente íbamos a comer poco. Por lo tanto, decidimos pasar directamente a donde estaba la comida, sin beber nada. Ahí nos pusimos manos a la obra y efectivamente había bolitas de carne.

Jartamos como unos posesos.

En una esquina de la sala donde estaban los pasapalos había un carajo sentado en taburete, como esos de la escuela de arquitectura, recostado a la pared y con una pierna extendida mirándonos fijamente viendo como nos jartábamos de lo que ahí había.

Chepel no recuerda al carajo. Yo sí, porque en una de esas levanté la mirada de la mesa y vi que nos estaba viendo. Esa imagen del carajo, no sé porque, se me quedó grabada. Él estaba observando cómo acabamos con todos los pasapalos. Había una variedad de cremas de diferentes cosas.

Chepel me dice, que a uno de nosotros el carajo le preguntó si los pasapalos estaban bueno, y éste le respondió:

—Están del carajo.

Quién fue, no sé.

Además, de la doctrina que había impuesto el gordo José Antonio de no beber nada en las exposiciones para poder comer mucho.

Por aquellos días yo andaba jodiendo, me recuerda Chepel, con la vaina de que si por casualidad uno pasaba por una venta de pollos asados o una venta de parrilla o, en general, por alguna venta de comida uno debía inhalar profundamente, es decir, atraer hacia los pulmones aquellos olores con la intención de llenar la panza y así matar el hambre en que permanentemente vivíamos.

Respirar lo más hondo que uno pudiese, para absorber las partículas de comida y saciar el hambre.

Una teoría cojonuda. Una teoría adelantada a esa vaina de la nanotecnología.

Era algo así como aquello que le hizo Blacaman el malo a El Bueno. Pues:

“En esos tiempos le dio por encontrar aplicaciones prácticas para la electricidad del sufrimiento, y se puso a fabricar una máquina de coser que funcionara conectada mediante ventosas con la parte del cuerpo en que se tuviera un dolor. Como yo pasaba la noche quejándome de las palizas que él me daba para conjurar la mala suerte, tuvo que quedarse conmigo como probador de su invento, y así el regreso se nos fue demorando y se le fue componiendo el humor, hasta que la máquina funcionó tan bien que no sólo cosía mejor que una novicia, sino que además bordaba pájaros y astromelias según la posición y la intensidad del dolor”.

Por ahí venía el asunto.

Además, yo tenía la puta costumbre que cuando me daba hambre y estábamos cerca de la hora del almuerzo o de la hora de cenar, ya para ir a donde Juanita o Amparo, me acostaba en una mesa de dibujo de la facultad y empezaba en voz alta a decir lo que me apetecía estar comiendo, sin pararle bolas a quien estuviese cerca.

—Comerse un pollo frito con unas papas fritas crujientes, o una pizza chorreándole el queso por los lados; o un churrasco bien cocido.

Vergas así decía. No sé porque tenía esa costumbre. A mí no afectaba, ni me daba más hambre ni me la quitaba tampoco.

Hasta que un día en que estaba echao sobre una de las mesas de dibujo diciendo esas vainas, vino el gordo José Antonio medio arrecho y me dijo:

—Coño e tu madre, callate la jeta que tengo hambre.

Matábamos el hambre o donde Juanita o donde Amparo. A donde Amparo, creo que fue el goajiro Villegas quien me dijo para ir a comer. Amparo cocinaba en una construcción, hacia comida para los obreros de la misma y servía bastante comida, burrera pues.

Juanita cocinaba en una residencia de estudiantes. Cuando le servía el arroz al Huertica, le decía:

—Salsita papi.

Cuando iba llegando la hora del mediodía y el final  tarde ya la barriga le tronaba a uno. Como no teníamos plata teníamos que esperarnos hasta la hora de la comida obligatoriamente. Amortiguábamos con café. Había una verga que se llamaba “Paspalito”, era una galleta salada y cuando, a veces, no aguantaba el hambre me comía una mierda de esa. Esa vaina desapareció, quién sabe a cuántos habrá matado esa verga.

Toda teoría y toda acción de cómo matar el hambre eran válidas y bienvenidas.

En fin, éramos unos perros realengos llenos de vitalidad y entusiasmo.

Todavía lo seguimos siendo.

THE WATER BOMB

While she was drying the 6 dollar ones, she had me do a suction test with the water pump, because one day when I arrived at Eugenia’s house she told me:

—The water is coming. I turned on the pump for 10 minutes.

Out of curiosity I lifted the lid of the water tank and saw that it was full. It seemed strange to me that it had filled so quickly because the pumping system of the aqueduct seems to suffer from the prostate. That is a trickle of water that arrives, for it to rise to 1.50 meters in height costs God and the world of it. The water system sucks.

I was curious, because I had already noticed that the pump was having a hard time sucking. A week or 15 days later the water came back, that is why we have the largest water reserves in the world because there is never water in the houses. I turned on the pump and nothing sucked.

I removed it and put the other one, which luckily there are two. Although they are already more pissed off than a crazy pot. This one did suck and filled the water tank above.

I started figuring out how to do a suction test, since I don’t have one inch pipe. At the first opportunity I went out to buy some one-inch plastic nipples with threads, but there were no hardware stores; and that I screwed up several. There are neither threaded nor non-threaded nipples.

—We’re screwed, I told myself.

What I bought was a patent union, not San Patete, one inch and a buchin with a half outlet. I went to Beto’s and bought another patent union, but half an inch because you never know.

But, I kept thinking about how the hell to make the pipe to do the fucking test.

I told myself:

—Nogoda, in the house there are half-inch elbows and plastic pipe; With that cock I make some nipples and with the fucking universal joints I make the connections to do the test.

What I got I put on that. I cut, with the hacksaw, the pieces of pipe to make the nipples and I made the threads. I took the elbows out of stockings and put together a mess. The scabbard looked good, and that’s not to flatter me.

But, damn it, I still needed the one-inch fucking nipples. Why how the hell was I going to attach the pipe to the pump?

And in those days I had thinking how the hell to do it.

At night, I don’t know why I went to the closet to look for something and I remembered that there is a box with the remains of plastic fittings for the pots.

—Maybe there’s something useful here, I said to myself. Tomorrow I’ll look to see what the hell is there that can be used to make the pipe.

And so the 6 and the suction test coincided.

While the blessed ones were drying, I went to the closet and took out the box with the remains of ironwork. There were pieces for the sinks, pieces and drain pipes for the sink.

—Dad settled down, I said.

The pipes for the sink, by chance, are one inch but they are not threaded, they are smooth pipes. But that’s not a problem, because that type of tube has a finite caliber and one threads it with the same thread as the pump.

There were also drain elbows or whatever you call that dick. I got to work and assembled the pipe. What was missing was to do the test to see if it worked.

I put myself in that.

The pump sometimes got stuck, a case that had already been happening; other times it turned on but didn’t suck, and another time it started fine and sucked the hell out of it.

—There’s something wrong with this dick. You have to uncover it. It could be that the impeller is loose because the rotor shaft is worn in that part.

I had made him a marramucia that I had learned on YouTube, on the Danny solutions channel, and it had worked.

—But maybe the impeller loosened, who knows.

He removed the front tank from the pump and checked the impeller, but it’s more seized than shit on a blanket.

—This is not the problem, something is wrong. Let’s take apart the rest of the bomb to see.

Fuck it!

When he disarmed the fucking pump, it was flooded with water.

—Damn and the mother, the mechanical seal is screwed. The fucking mother who gave birth to him.

She had changed it in January or February, recently. Of course, later I found out that the fucking seals are not standard, the models vary. And I hadn’t realized that when I changed it.

Well, I disarmed the pump and put it to dry in the sun along with the 6. What else was I going to do. There was no other.

Once the pump was dry, it was time to remove the impeller and the rotor shaft. It cost me one and part of the other, because the extractor fixing screws that I invented didn’t work, until I got some screws to fix the extractor to the impeller. The mother’s pussy was really grabbed.

And there came the other surprise.

When removing the rotor shaft, the bearing was stuck to the pump. Which means the fucking rotor shaft is worn out there too. But, I had learned another trick on Youtube, I applied it and fixed the bearing.

Talking with the Amado, I asked him where he had taken the rotor shaft of the pump that he was repairing, he told me to the turner of the curve. That’s what you have to do, have a turner restore the rotor shaft to its original condition. But don’t be a pichache turner because you can screw up the rotor shaft instead of fixing it. Because what is left over is the pichache.

In the morning I went out to buy the mechanical seal, and I took the sample with me.

—This time they don’t fuck with me.

Albricia, I got it from the same guy. I took a good look at it, right and wrong.

—This one is. How much?

—A dollar and cock, the girl told me.

The cock thing, I put it because it was a few cents on the dollar. Currently, the official language is not fucking English.

Since I wanted to see a pod, I went down a path and saw that they were vaccinating on the field. Out of the blue I went to ask if they were giving the fourth dose of Covid and if I had time for that. They told me yes, but since I had the Russian I should go to the CDI.

—Tomorrow I’m going to put on that sheath, I thought.

I grabbed and came home, with the mechanical seal in my pocket. I put together the bomb with its respective tricks, turned it on and so far everything was fine.

I put the pipe I assembled on it and left it hanging for testing. Yet another pod, a fixation screw was isolated. I had bought some screws, but I didn’t buy the nuts.

Shithead that is one.

Today I went to the CDI and I took the fourth dose of the Russian. They told me that if I wanted to put on the flu, I told them that:

—Yes but not today. Next week.

It was not going to be that he gave me a tabardillo right there. Two vials together is very horny. He is able to give me a dick and I stay on the spot.

I came with a blister and ate some peas that I had cooked, I went to sleep until mid-afternoon. And I left the test for tomorrow.

The next day I got up and started to do the suction test, I looked for a bucket of water to serve as a water tank. The pump lit fine, but it was kind of screwed that it sucked; as it needed an initial suction to fill the front tank. And with those tubes it was not possible to do it, because the bucket was lower.

—Over there are the hoses of the washing machine that I disconnected.

I looked for the hoses.

—With this sheath I solve the problem.

I tied the hose to the tube with a bit of packing tying, a mess. Since I was doing the test, I only had to turn on the pump and, at the same time, start sucking water through the hose. There was no other.

I turn on the pump and begin to suck water at once. In one of those the pump pulled the water and the jet came out to a million and I drowned, nogoda.

The water reached my small intestine. Water came out of my ears.

Pussy and the mother.

Water began to come out that fucks because of the tie I had made, all that cock was getting wet and I was drowning like a guevon. I couldn’t turn off the bomb, because between surviving and turning off the bomb I was trying to see how I would survive.

Until finally, as I could, I turned off that dick.

I swallowed fucking water.

But the suction test was already done, but I didn’t die of suffocation.

LA BOMBA DE AGUA

Mientras secaba las de 6 dólares me había puesto a hacer una prueba de succión con la bomba de agua, porque un día que llegué a la casa Eugenia me dijo:

—Está llegando el agua. Yo prendí la bomba durante 10 minutos.

Por curiosidad levanté la tapa del tanque de agua y vi que estaba lleno. Me pareció raro que se hubiese llenado tan rápido porque el sistema de bombeo del acueducto parece que sufre de la próstata. Aquello es un chorrito de agua lo que llega, para que suba a 1,50 metro de altura cuesta Dios y su mundo. Es una cagada el sistema de agua.

Me quedé con la curiosidad, porque ya había notado que a la bomba le estaba costando succionar. A la semana o a los 15 días volvió a llegar el agua, por eso es que tenemos las reservas de agua más grandes del mundo porque nunca hay agua en las casas. Prendí la bomba y nada que succionaba.

La quité y puse la otra, que por suerte hay dos. Aunque ya están más coñazeadas que pocillo de loco. Ésta sí succionó y llenó el tinaco de arriba.

Empecé a maquinar cómo hacer una prueba de succión, ya que no tengo tubería de una pulgada. En la primera oportunidad salí a comprar unos niples plásticos de una pulgada con roscas, pero en ninguna ferretería había; y eso que le eché pata a varias. No hay niples ni con rosca y ni sin rosca.

—Estamos jodidos, me dije.

Lo que compré fue una unión patente, no San Patete, de una pulgada y un buchin con salida de media. Pasé por donde Beto y compré otra unión patente, pero de media pulgada porque nunca se sabe.

Pero, me quedé pensando en cómo coño hacer la tubería para hacer la puta prueba.

Me dije:

—Nogoda, en la casa hay codos de media y tubería plástica de media pulgada; con esa verga me hago unos niples y con las putas uniones universales hago las conexiones para hacer la prueba.

A lo que llegué me puse en esa. Corté, con la segueta, los pedazos de tubería para hacer los niples y les hice las roscas. Saqué los codos de media y armé un mamarracho.  La vaina se veía bien, y no es por halagarme.

Pero, coño e la madre, de todas maneras necesitaba los putos niples de una pulgada. ¿Por qué cómo coño iba a unir la tubería a la bomba?

Y en esas tenía días pensando cómo coño hacer.

Ya de noche, no sé por qué razón me acerqué al closet a buscar algo y me acordé que ahí hay una caja con restos de herrajes plásticos para las pocetas.

—A lo mejor aquí hay algo que sirva, me dije. Mañana busco a ver qué coño hay qué sirva para hacer la tubería.

Y así coincidieron las de 6 y la prueba de succión.

Mientras se secaban las benditas, fui al closet y saqué la caja con los restos de herraje. Había piezas para las pocetas, piezas y tubos de desagüe para el lavamanos.

—Se acomodó papá, dije.

Los tubos para el lavamanos, por casualidad, son de una pulgada pero no tienen rosca, son tubos lisos. Pero eso no es problema, porque ese tipo de tubo es de calibre finito y uno le va haciendo la rosca con la misma rosca de la bomba.

También había codos de desagüe o cómo se llame esa verga. Me puse manos a la obra y armé la tubería. Lo que faltaba era hacer la prueba para ver si servía.

En esa me puse.

La bomba a veces se quedaba pegada, vaina que ya venía sucediendo; otras veces prendía pero no succionaba, y otra arrancaba bien y succionaba del carajo.

—A esta verga le pasa algo. Hay que destaparla. Puede ser que el impeler esté flojo porque el eje rotor está desgastado en esa parte.

Yo le había hecho una marramucia que había aprendido en la Youtube, en el canal Danny soluciones, y había servido.

—Pero a lo mejor se aflojó el impeler, quién sabe.

Quitó el tanque frontal de la bomba y verificó el impeler, pero éste está más agarrao que mierda en cobija.

—Este no es el problema, algo pasa. Vamos a desarmar el resto de la bomba para ver.

¡A la mierda!

Cuando desarmo la puta bomba estaba inundada de agua.

—Coño e la madre, el sello mecánico se jodio. La puta madre que lo parió.

Lo había cambiado en enero o febrero, recién. Claro, después me enteré que los putos sellos no son estándar, los modelos varían. Y yo no me había percatado de eso cuando lo cambié.

Bueno, desarmé la bomba y la puse a secar al sol junto con las de 6. Que más iba a hacer. No había otra.

Ya seca la bomba, tocaba sacar el impeler y el eje rotor. Me costó una y parte de la otra, porque los tornillos de fijación del extractor que me inventé no daban, hasta que conseguí unos tornillos para fijar el extractor al impeler. El coño e madre estaba agarrao de verdad.

Y ahí vino la otra sorpresa.

Al sacar el eje rotor, el rodamiento se quedó pegado a la bomba. Lo que quiere decir que el puto eje rotor está desgastado en esa parte también. Pero, había aprendido otro truco en la Youtube, se lo apliqué y fijé el rodamiento.

Hablando con el Amado, le pregunté a dónde él había llevado el eje rotor de la bomba que estaba reparando, me dijo que al tornero de la curva. Eso es lo que hay que hacer, que un tornero restauré el eje rotor a su condición originaria. Pero que no sea un tornero pichache porque puede joder el eje rotor en vez de arreglarlo. Porque lo que sobra es el pichache.

En la mañana salí a comprar el sello mecánico, y me llevé la muestra.

—Esta vez no me joden.

Albricia, lo conseguí del mismo tipo. Lo miré bien, al derecho y al revés.

—Este mismo es. ¿Cuánto cuesta?

—Un dólar y verga, me dijo la muchacha.

Lo de verga, lo pongo yo porque eran unos centavos de dólar. Actualmente, el idioma oficial no es el inglés de verga.

Como quería ver una vaina me metí por una vereda y vi que en la cancha estaban vacunando. De asomao fui preguntar si estaban poniendo la cuarta dosis de la Covid y si yo estaba en tiempo para eso. Me dijeron que sí, pero que como tenía la rusa me fuera al CDI.

—Mañana voy ponerme esa vaina, pensé.

Agarré y me vine para la casa, con el sello mecánico en el bolsillo. Armé la bomba con sus respectivos trucos, la encendí y hasta ahí todo bien.

Le coloqué la tubería que ensamblé y la dejé pendiente para hacer la prueba. Otra vaina más, un tornillo de fijación se aisló. Yo había comprado unos tornillos, pero no compré las tuercas.

Comemierda que es uno.

Hoy me fui para el CDI y me puse la cuarta dosis de la rusa. Me dijeron que si me quería poner la antigripal, les dije que:

—Sí, pero no hoy. La próxima semana.

No fuese a ser que me diera un tabardillo ahí mismo. Dos ampolletas juntas es muy arrecho. Es capaz que me da una verga y quedo en el sitio.

Me vine ampolletao y me comí unas arvejas que tenía hechas, me acosté a dormir hasta media tarde. Y dejé la prueba para mañana.

Al otro día me levanté y me puse a hacer la prueba de succión, busqué un balde de agua para que sirviera de tanque de agua. La bomba prendió bien, pero era medio jodido que succionara; ya que necesitaba una succión inicial para llenar el tanque frontal. Y con esos tubos no era posible hacerlo, porque el balde quedaba más abajo.

—Por ahí están las mangueras de la lavadora que yo desconecté.

Busqué las mangueras.

—Con esta vaina resuelvo el problema.

Empaté la manguera al tubo con un poco de tirro para embalar, un mamarracho. Como estaba haciendo la prueba solo tenía que prender la bomba y, a la vez, ponerme a chupar agua por la manguera. No había otra.

Prendo la bomba y me pongo a succionar agua de una vez. En una de esas la bomba jaló el agua y salió el chorro a millón y me ahogué, nogoda.

El agua me llegó hasta el intestino delgado. Me salió agua hasta por la orejas.

Coño e la madre.

Empezó a salir agua que jode por el empate que había hecho, toda esa verga se estaba mojando y yo ahogándome como un guevon. No podía apagar la bomba, porque entre sobrevivir y apagar la bomba estaba tratando de ver cómo sobrevivía.

Hasta que por fin, como pude, apagué esa verga.

Tragué agua que jode.

Pero ya la prueba de succión estaba hecha, pero de verguita no me morí ahogao.

MARKING TERRITORY

He has taken to pissing here and there. I noticed about two weeks ago, when she came in, she stood in the doorway of the room and pissed on the door frame, I said:

—This son of a bitch has no business.

The next night he stood at the window, where he goes in and out at any hour of the night, and he peed on the curtain. Ah, but the bastard is marking territory, I thought.

And in those he spends it now.

—Could it be that the son of a bitch has paid some fee from this house so that he spends it with that pod, to be marking territory.

He pees in the living room, in the kitchen and wherever he wants. One night he even came to my side, there in the chair, where I read on the computer and pee.

—This bastard will think that I am his property, so that he comes to mark territory with me. Fuck.

As in the early morning he goes to bed to sleep, he is able to piss me.

Sometimes I’m sorry that he goes to sleep, I don’t stop him balls. Sometimes I don’t realize he’s sleeping in bed until it’s my turn to turn around and I can’t because he’s sleeping between my legs.

He spends it in that pod at dawn, sometimes like a crab he starts to bite me. I think some bites are of affection, but others are of the pure son of a bitch that he is. When he was a puppy and slept locked up in the back room, when he went out in the morning he would go to bed and make like a little pig while he sniffed and rubbed his filthy mustache across my face.

At noon, after rolling all over the patio, he shows up and lies down in bed to sleep all afternoon. He jumps up and if I’m awake he stares at me, as if to say “here I am”. The fucking mother who gave birth to him.

It is useless, it only serves to be him.

At dawn you can hear him fighting with other cats, I don’t know if they fuck him or not. Because, sometimes, early at night he has come running to the room fleeing from the enemies, half cowardly the mischief. Maybe it’s because he’s half young, he must be about ten months old. He already has 8 months in the house.

He likes to be loved and he lets himself be loved.

After he eats at the end of the afternoon he gets lost in the patio or goes somewhere nearby, I think he doesn’t go very far. At about nine o’clock at night he shows up and lies down on the piece of furniture that is in the room. If he hears something he leans out and goes out the window, he spends his time at night and early in the morning.

I give him food at 10pm and a Maria cookie at midnight, he lives like an Egyptian god. Sometimes he stays to sleep until I go to sleep at dawn, if he is there sleeping, I don’t mind leaving him and I carry him to bed with me. Sometimes he stays in bed, other times he gets up and leaves; he comes back later.

If I had the pen of the poet Juan Ramón Jiménez, I would write something titled Sachero and I, but the poet is immense and I am nothing. I can only write certain misspelled lines, to say that he is out there living his life as a dilettante.

MARCANDO TERRITORIO

Le ha dado por mearse aquí y allá. Me di cuenta hace unas dos semanas atrás, cuando llegó, se paró en el umbral de la puerta del cuarto y meo el marco de la puerta, yo dije:

—Este hijo de puta no tiene oficio.

A la noche siguiente se paró en la ventana, por donde entra y sale a cualquier hora de la noche, y se meo la cortina. Ah, pero si el desgraciado está marcando territorio, pensé.

Y en esas se la pasa ahora.

—Será que el hijo de puta habrá pagado alguna cuota de esta casa para que se la pase con esa vaina, de estar marcando territorio.

Se mea en la sala, en la cocina y en donde le viene la puta gana. Incluso una noche llegó a mi lado, ahí en la silla, donde leo en la computadora y meo.

—Este desgraciado pensará que yo soy de su propiedad, para que se venga a marcar territorio conmigo. Joder.

Como en la madrugada llega a la cama a dormir, es capaz de mearme.

A veces lo siento que llega a dormir, yo no le paro bolas. A veces no me doy cuenta que está durmiendo en la cama hasta me toca darme vuelta y no puedo porque está durmiendo entre mis piernas.

En esa vaina se la pasa en las madrugadas, a veces de ladilla empieza a morderme. Creo que algunos mordiscos son de cariño, pero otros son de puro hijo de puta que es. Cuando era cachorro y dormía encerrado en el cuarto de atrás, a lo que salía por la mañana se iba a la cama y hacía como un cochinito mientras husmeaba y me pasaba el inmundo bigote por la cara.

A mediodía, después de haberse revolcado por todo el patio, se aparece y se acuesta en la cama a dormir toda la tarde. Salta y si estoy despierto se queda mirándome, como diciendo «aquí estoy». La puta madre que lo parió.

No sirve para nada, solo sirve para ser él.

En la madrugada se le oye pelear con otros gatos, no sé si lo joden o no. Porque, a veces, temprano en la noche ha llegado corriendo al cuarto huyendo de los enemigos, medio cobarde el muérgano. Tal vez sea porque es medio joven, debe tener unos diez meses de nacido. Ya tiene 8 meses en la casa.

Le gusta que lo quieran y se deja querer.

Después que come al final de la tarde se pierde por el patio o se va para algún lugar cercano, creo que no va muy lejos. A eso de las nueve de la noche se aparece y se acuesta en el mueble que está en el cuarto. Si oye algo se asoma y sale por la ventana, en eso se la pasa de noche y en la madrugada.

Le doy comida a las 10 de la noche y una galleta María a medianoche, vive como un dios egipcio. A veces se queda a dormir hasta que yo me voy a dormir en la madrugada, si está ahí durmiendo me da cosa dejarlo y me lo llevo cargado a la cama. A veces, se queda en la cama otras se levanta y se va; vuelve luego.

Si tuviese la pluma del poeta Juan Ramón Jiménez escribiese algún escrito titulado Sachero y yo, pero el poeta es inmenso y yo soy nada. Solo puedo escribir ciertas líneas mal escritas, para contar que está por ahí viviendo su vida de diletante.