ALGO SUCEDE

Los «Antaño del estadio» son el Heavy Metal de Caracas. ¿Por qué los menciono? Por estuve en un toque que hicieron, ahí me enteré de que en dos años la agrupación cumplirá ochenta años de existencia, y que se llaman así porque amenizaban las parrandas en el estadio de beisbol cuando éste quedaba en San Agustín. No de Hipona sino del Sur o del Norte.

No es esa vaina a lo que quiero hincarle el diente. Sino a otra verga. El día de la inauguración de la exposición de las muñecas de trapo en la Biblioteca Simón Rodríguez hubo un toque de tambor, muy bueno por cierto. La muchacha, una negra del carajo, cantó arrechamente y la gente de los tambores estuvieron del carajo también.

Nadie tiene dudas de que las muñecas de trapo es un asunto de las mujeres. Hay uno o dos hombres descarriados por ahí, pero de ahí no pasan. Esto quiere decir que en la inauguración estábamos dos o tres hombres, sin contar los que trabajan en la Biblioteca. Comenzó el toque de tambor, porque estamos en el mes de San Juan, y las mujeres salieron a bailar. Ninguno de los hombres hicimos el intento de bailar, aunque el profesor que tocaba tambor nos invitó.

En ese momento se me ocurrió la idea de que los hombres no salimos a bailar en ese tipo de eventos, porque el baile ahí no es un ritual de apareamiento, sino de espectáculo. Porque todos sabemos que el baile se da en los animales en época de celo, es una forma en que el macho se pavonea ante la hembra para ver sí ésta lo elige para la monta.

Puede ser me dije. Una posible explicación.

Este sábado, después del taller de las muñecas de trapo en la Casona se presentaron los «Antaño del Estadio», y por eso viene la referencia a estos músicos. En el concierto había más mujeres que hombres.  Mujeres maduras como se les dice, a las entrados en edad. Y otra vaina más, solas; quiero decir sin pareja masculina. Lo cual podría ser que el hombre o se quedó en la casa viendo el juego de futbol o estas mujeres están solteras, sea: viudas o divorciadas o como bien les venga en ganas.

Por supuesto, cuando arrancó el parrando todas las mujeres se pusieron a bailar. Los cuatro pendejos que estábamos ahí, permanecimos sentados. Uno o dos hombres si echaron un píe.

¿Por qué se da esta vaina? ¿Qué coño sucede? Alguna verga pasa para que haya este comportamiento.

Las mujeres salen a ver los conciertos y los mamertos de los hombres se quedan en la casa o dónde sea.

Son las mujeres más expresivas que los hombres ¿Por qué? Que se sepa el baile no es exclusivo de un solo sexo, ambos lo practican a granel.

¿Es acaso un comportamiento por la edad? En este caso específico.

O acaso las mujeres en esta edad se han quitado de encima toda esa mierda de los hijos, esa vaina de los oficios del hogar y ahora tienen tiempo y están dispuestas a salir a divertirse un rato. Además, lo hacen solas o en compañía de amigas, porque parece que no tienen ningún machucante de planta.

No sé. Pero es una vaina arrecha.

Imagino que entre los jóvenes me refiero hasta los cuarenta años no se da este tipo de situación. Porque los jóvenes están como sopa caliente, listos para echarle cuchara.

Ahora bien, ¿Será un asunto de edad? No un asunto generacional, sino a estar en una determinada edad. Con una determinada carga del pasado que se ha quitado de encima. Esto no quiere decir que antes no hayan bailado y echado cuatro.

Sino que ahora las mujeres tienen tiempo para salir sin ningún pegoste encima, ni ningún hijo de mierda que les joda la vida.

Pero ¿y los hombres? Están estos ladillados, en caso, que esas mujeres sigan casadas. Duda que sigan casadas y si están casadas le sabe a mierda el marido. Como debe ser.

Seguiré observando, porque me ha llamado la atención. Y antes no le había parado bolas.

AB-ORIGEN

Nuestro origen son los pueblos originarios: los jirajaras, los wayuu, los pemones, los gayones, los yekuanas, los ayomanes y otros pueblos más son nuestro origen. Estamos, sin darnos cuenta, tergiversando nuestra historia cultural. Incluso en Youtube hay un video que habla del origen de los venezolanos; nombra a europeos y africanos, pero no a los originarios de esta tierra. Como si estos pueblos no fuesen parte de la cultura y del gentilicio venezolano.

Nosotros en nuestro origen somos cobrizos. Somos el continente de piel cobriza, eso que los gringos llaman piel roja. Pero no es roja es cobriza. No morenos, ni blancos, ni negros, esos llegaron luego.

Ni el negro ni el europeo son nuestro origen. El europeo es un conquistador. El negro es un allegado, forzado sí, a este continente que no tiene nombre propio. Creo que ninguno lo tiene. La cultura africana, una pequeña parte del África atlántica u occidental, la trajeron forzada y se junto a la cultura española. La otra ya estaba y era múltiple, como lo es en todos los continentes. Esa que es la nativa, la del lar; la que parece más olvidada, particularmente, en la región central. Tal vez, porque en esta región del país casi desaparecieron. Se ven pocos rasgos nativos propios de la región central.

No así en el occidente, ni en los llanos, muchos menos al sur ni en oriente del país. Solo la región central se aferra a la cultura africana de la música y el tambor, que no es exclusivo de África. Pues en la Amerindia existan ¨los tambores de barro prehispánicos que son instrumentos de percusión con estructura de barro y parche de piel, los cuales datan de la época prehispánica en Mesoamérica y Aridoamérica¨.

El toque de tambor africano tanto de las fiestas de San Juan como de San Benito son materia, por eso gusta tanto. Porque dan rienda suelta a la estética. Por el contrario, los instrumentos prehispánicos como ¨las flautas de barro, de hueso o de caña; las ocarinas de cerámica y los vasos que emitían silbidos; las trompetas de madera y conchas marinas, caparazones de tortuga, sonajas hechas de jícaras y los raspadores de hueso¨, no pertenecen a la materia. Por eso su apreciación es más difícil.

Lo afrovenezolano o afroamericano lo entiendo a medias. Primero, porque me da la impresión de que no queremos ser americanos, Cuatro siglos después queremos ser africanos, ¿De qué manera? Segundo, porque parece que queremos forzar una cultura que se perdió en el mestizaje, en el olvido del desarraigo y no es recuperable; por más buena voluntad que se quiera tener. Solo quedan vestigios, a los cuales queremos aferrarnos.

Ahora somos americanos y, en nuestro caso, venezolanos. Somos americanos, americanos del sur. Esa es nuestra puta identidad. Aquí no tenemos a África, ni a Europa. Sin embargo, si tenemos a nuestros aborígenes, a esas mujeres y esos hombres del origen, de piel cobriza. Están aquí y ahora. Somos contemporáneos y convivimos. Ellos no son ninguna antigüedad, son un presente. Son el día a día igual que nosotros.

Ellos son la América y mucho antes de que ésta fuese llamada de esa manera ya ellos eran. Ya no hay pureza y nunca la hubo en ninguna parte. Somos mezclados aquí y allá. Pero son mezclas diferentes. Somos los hombres de maíz y papa, con cara a dos océanos. Nos gusta lo nuevo. Somos un mundo viejo, nunca hemos sido un nuevo mundo, porque cuando en el Gran Fértil se daba el proceso civilizatorio acá eso también ocurría.

Ellos son contemporáneos de las estrellas. Y, sin embargo, sus dioses han desaparecido. Aparentemente no se volvieron sincréticos ni se escondieron en la nueva religión. ¿Qué se hicieron sus dioses? ¿Su mitología? ¿Su concepción de la creación del mundo? ¿Dónde están? ¿Dónde los guardan? ¿Por qué no admiramos ni vemos sus procesiones? Solo se cuentan que hubo algunos encuentros o apariciones religiosas, que parecen más inventos de proselitistas que una realidad.

Me refiero a los de nuestro país.

Debemos reconsiderar cuáles son nuestros orígenes, porque son varios en la cultura, en la Colonia, en la Conquista, en la religión, en la República. Porque el origen no es uno. Siempre nos estamos originando con esos reductos que quedan aquí y allá. Eso que llamamos memoria, tradición, historia. Sin embargo, estamos condenados al presente. Y este presente es una multitud que se llama América.

SOLO VEO TUS MANOS

Siempre estoy en mí, aunque esté mirando a lo lejos mientras tus manos cosen desenfrenadamente y corten la tela con cierta compasión. No importa si tu mirada no está. Solo veo tus manos que acarician el velo del presente sin saber que hay un futuro.

Te miro y ya no quiero mirar hacia otro lado.

Me pierdo entre el nudo de un hilo que no sabe que es hilo. Que piensa que es una canción. Oigo tu voz a lo lejos. Y solo puedo oírte y solo quiero oírte. No digas nada que ya no estoy.

En estos cuerpos no hay fantasmas ni recuerdo, solo sudor. Y aunque te lleve enredada por las hilachas sin pegamento, sigo intentando no amarte. Llevame a la noche en que nos conocimos, a esa extraña tristeza que sentimos.

Andá no te quedés así nomás. Como no sabiendo que me querés. Lo que nos queda en los bolsillos es esa pelusa de la fresca noche. Donde no hay vientos, donde no hay nubes, donde no hay nada.

Y ahora que miro el texto, veo que es una declaración de amor. Una declaración que nunca te he hecho, porque no tengo nada que ofrecerte. Pues me he quedado sin alma y sin ésta qué se puede ofrecer. Décime vos.

Te he mirado al derecho y al revés. Me he zambullido en tu alma y yo sin ella. Es un raro sentirse, es como perder el universo. Es saberse que no hay nada. La profunda orfandad. Un algo sin explicación, porque solo es un sentir. No me vengás a decir nada de esas cosas emotivistas. Mejor hacé silencio porque así quiero mirarte y recordarte.

LA REBELIÓN DE LAS MASAS

EL MUNDO AVANZÓ en el siglo XX lo que no avanzó en todos los siglos anteriores y eso es debido a la rebelión de las masas. Ya lo dice el dicho ¨entre más masa más mazamorra¨, creo que esta expresión la inventó Ortega y Gasset, que siempre andaban juntos. Encompinchaos así nomás.

Si tienes a cuatro comemierdas, que era la concepción aristocrática y oligárquica, estos solo son cuatros y pronto se les acaba la nafta. Y perro a cagar. Pero si tienes a mil millones de coños e madres imaginando y fantaseando sobre cualquier vaina, algo debe salir de todos esos carajos juntos y revueltos.

Y esta rebelión se debe al capitalismo feroz y salvaje que echó a las calles, a las plazas, a las ciudades a las masas. Para bien y para mal, pero ni modo. Solo así ha sido posible este salto tan arrecho que se ha producido en 100 miserables años, comparado con los 15 o 10 mil del proceso civilizatorio.

La explicación no es que ahora el humano es más inteligente que antes. No, porque es el mismo cerebro que creo los centros civilizatorios en México, Perú, Egipto, el Gran Fertil, África y Asía. El cerebro es el mismo, lo que hoy en día hay es masa. Entre más hijos de putas reunidos haiga más vainas se les pueden ocurren, y si están rascaos y endrogaos más aún. Solo la masa ha hecho posible ese salto.

En todos los ámbitos los inventos, las modificaciones, las inventivas se han multiplicado; lo mismo que los chismes y las habladurías, pero todo eso es porque la masa actúa permanentemente.

La vaina esa que llaman inteligencia artificial lo único que necesita es a la masa, ¿Y qué hace la masa? Le proporciona información de todo tipo. Sin masa no es posible la inteligencia artificial, porque la materia prima de la inteligencia artificial es la masa.

Las comunidades reducidas a un mínimo de individuos tienden a quedarse estancadas, a repetirse. La endogamia, la actitud social de rechazo a la incorporación de miembros ajenos al propio grupo o institución, es contraria a la información y al avance de la masa. Previamente lo había demostrado el desplazamiento a las ciudades, que por muchos siglos fue el indicio de que lo que se necesitaba era la masa pura y cruda.

Todo ha cambiado desde que la masa se apropio del planeta. Sin ella todavía estaríamos lavando la ropa en el río. La masa es igual que la guerra, la madre de todas las cosas que actualmente conocemos. A medida que la masa se mueve se crea una nueva inventiva, porque hay nuevos retos. Que es lo que necesita el cerebro humano.

Por eso se dice que en los pueblos la gente lo único que hace es beber, aturdirse. No tiene más nada que hacer. Pero si se muda a la ciudad tiene que mover ese culo como los buenos. Y se le tienen que ocurrir cosas para sobrevivir. De resto vegeta.

La vainita con la masa es arrecha.

Si uno anda solo lo único que se le ocurren son guevonadas, pero apenas se pone uno a hablar con algún panela, lo primero que se le ocurre es tumbar algo gobierno y por ahí se va abriendo el universo de imaginaciones. De esa manera, fue que el hombre llegó a la luna, al fondo de los océanos, a más allá de la esquina.

Porque el humano es trashumante, por eso Platón decía que era un planetón. Pero más de serlo en lo físico, que va para allá y para acá, lo es mental, neurológico. Los demás animales también deben serlo, pero no les ha explotado la cabeza como a los humanos, en eso son moderados.

Alguna lumpia verde se metió algún sapiens en un momento de la evolución y ahí empezó el verguero.

Si la masa llega a ser reducida por alguna razón volveremos atrás. Lo más probable es que eso pase. Esos seres que nos mostraban como pensantes en la televisión, la prensa, las revistas solo utilizaban lo que la masa generaba, ahora están jodidos con la internet y más con la inteligencia artificial, porque no está quedando hueso sano y el protagonista de la película es la masa.

Lo que se necesita es que se interprete o reinterprete todo eso que la masa genera a granel y sin sentido. Que produce sin determinaciones, al garete. Lo que se está haciendo es reconducir todo eso que produce la masa, y lo que produce es información. Y es lo que se está haciendo en este momento.

Los genios, seres especiales y aislados, pasaron al abismo, se convirtieron en meros seres del pasado. Esa concepción idealizada del sujeto genio está por el suelo. Ahora es en la masa donde está el conocimiento, que cada quien saque lo que le interese de ella, eso es otro asunto. Si no lo hace no está aprovechando la situación.

Si quiere ser una elite, está bien. Pero ya es un ser extinto. Quite a la masa y todo se detiene. Si no mira a la masa estará ciego. Tenía razón Ortega cuando escribió ese breve ensayo.

CALIFORNIA–PETARE

Dirán las feministas que es patriarcal y machista que Altagracia sea de Orituco. ¡Aja! Pero qué dicen que Los Cortijos es de Lourdes y son varios de esta señora, eso debe ser como una orgía o una redoblona.

Pero no es de esas vainas que voy a comentar, sino que esta mañana me largué para la estación del Metro de La Californication. Porque nosotros somos malandros; la Real Academia dice expresamente que los sustantivos no llevan artículo. Pero nosotros decimos: ¨allá viene la María¨, ¨dónde está el Juan¨. Debe ser que por esa vaina que le pusieron a esa estación La California, y no California pelao.

Me bajé en La Californication y me zumbé vía Petare, porque tenía tiempo con ganas de hacer ese recorrido, desde que el año pasado regresé a Petare barrio de Pakistán, dice la canción. Aunque en verdad, la mera verdad Petare es el pueblo, no todo el gigantesco barrio. Pero ni modo, ya la cosa es así y punto.

Desde La California hasta el Pérez de León hay como un kilómetro de distancia, nada del otro mundo. La Francisquete es una avenida amplia y hay comercio de todo tipo y calibre. Como cualquier otro sector de Caracas, nada excepcional. El Campo Rico se ve interesante, pero uno no puede meterse por ahí sino va a buscar a alguien o la muerte.

Pero la vaina da risa cuando uno lee el aviso que guinda de la antigua autopista Francisco Fajardo, el cual dice ¨BIENVENIDOS A PETARE¨. Puta madre, debe ser una ironia de la vida. A lo mejor lo escribió Sócrates, que era el amo y señor de la ironía. ¿Quién coño va a ser bienvenido a Petare? Ni la bolsa CLAP, ni las bombonas de gas son bienvenidas, mucho menos uno.

La cosa ahí abajo, después que uno pasa el Pérez de León, es intensa. Pero ya uno está acostumbrado porque viene de los lados de Carapita, Mamera, Catia, El Valle y uno se siente como en casa. Claro, que yo me llevo, y lo tengo para eso, el morralito tricolor que es como un talismán, un tótem. Y camino por todo eso, sin entrar al barrio, que tampoco hay mucho que ver, lo que hay son historias y eso es lo interesante, de resto son ranchos ensamblados a lo Moshe Safdie.

Me llegué hasta más allá de puente Baloa y pasa una vaina extraña con este puto puente, porque desde El Silencio, los peluches van gritando: ¨Petare, puente Baloa; Petare, puente Baloa¨ y cuando uno llega a esa mierda nadie lo mienta. En puente Baloa eché una breve mirada para abajo, para El Guaire, y me fijé que había un rancho donde están criando tres cochinos, no papeados como dijo aquel, pero ahí van. En cualquier momento les llega su sábado a esos cochinos.

Me llegué hasta la bomba de gasolina, miré para la Río de Janeiro, la avenida. No estaba en Brasil. Crucé y me a orillé al barrio, para venirme caminando por la otra acera y poder mirar la otra vista de la avenida.

Los llamados sectores populares, debe ser que en los otros sectores no vive el pueblo, son interesantes por el mierdero que ahí se genera. Ahí convive dios y el diablo en pantaleta. Toda verga está junta, lo sagrado y lo profano. Ahí todo fluye, Heráclito estaría encantado de andar en medio de ese verguero.

El Bolívar que está cerca del Metro no le llega ni por los cojones al Sucre que está en el Casco Histórico de Petare, ese Sucre es imponente, tiene lo suyo. El Bolívar, en cambio, está disminuido.

Me regresé de nuevo hasta La California. Si a esos vergos verticales, creo que se llaman gimnasios verticales, no le echan una mano de pintura los van a que tener que cerrar, porque no va haber vacuna antitetánica para salvar a la gente cuando se rocen con la corrosión de los mismos.

Ya en el Metro, como siempre, apareció el carajo con demencia senil. Porque verga, ese Metro del coño se está convirtiendo en un recoge locos. Como los viejos no pagamos pasajes, entra a esa vaina cada carajo con demencia senil a ponerse a hablar guevonadas y a toda jeta. El que estaba hoy empezó a hablar mal de gobierno y ya iba por Corea del Norte, hasta que de pronto llegó a que ahora los hombres usan pantalones para que se les marquen las nalgas y se pintan el pelo de rosado.

Se bajó no sé dónde coño, pero ya venía de regreso un Metrobodega ofreciendo ¨caramelos contra la esquizofrenia¨, esos caramelos los estará fabricando Freud. ¨Caramelos contra la caída del pelo y para hacer crecer el pelo¨, todos esos en la misma bolsa de Chau. La verga que se ven ese Metro.

Ya terminada mi ocupación del día me bajé en Sabana Gay y me vine para la rancha. Me quedó pendiente otro proyecto que se me ocurrió en Petare, pero primero tengo que ir para La Yaguara, eso será la próxima semana.

No tomé fotos porque no iba a eso.

UN ADIÓS

Temblando nos abrazamos y empezamos a llorar por nuestra mutua soledad, sollozamos con tal fuerza que nos quedamos sin aliento. Y, sin embargo, seguimos estando juntos.

Solo nos volteamos a mirarnos para levantar nuestras manos y decirnos adiós. Día tras día, vagamos por calles de ciudades diferentes, tan a la deriva y sin rumbo como esas hojas que flotan en el río, y tan malditamente desamparados como trozos de papel arrastrados por el viento por el medio de la calle.

Así quedamos tú sin mí y yo sin vos.

No sabíamos qué hacer con tanta soledad; solo caminábamos, nos sentábamos cuando estábamos cansados, o bebíamos agua de algún grifo cuando la sed nos obligaba. La vida se nos convirtió en un banquete de sobras para cuando tuviésemos hambre.

Nos dimos cuenta de que el querer dolía. Por eso cuando llegamos al poste de luz de aquella calle oscura nos frotamos los ojos con las manos, porque comprendimos, sin saberlo, que estábamos llorando.

Seguimos caminando juntos sin hablarnos y un viento hizo que se nos cayeran las lágrimas al suelo. Qué importa ya dónde estemos o con quién estemos, ya eso no importa. No había nada que asegurara que debiésemos estar juntos. Eso solo lo creen los creyentes.

El amor es de ateos.

De gente que sabe que no hay nada en el universo, que todas esas cosas son inventos para ahorrarnos la angustia de la soledad. Para no sentirnos tan huérfanos y tan pequeños. Por eso estiramos la mano cuando en la calle comienza a llover, como si la mano no fuese parte de nuestro cuerpo.

SÁNCHEZ VEGAS Y LOS EJES URBANOS

Este viernes pasado, ya salido de la Ítaca laboral me encontraba esperando el vagón en el andén del Metro de Bellas Artes cuando vi al amigo Sánchez Vegas, quien se veía con cara de cansancio tropical, ese que produce el sol inmisericorde a lo largo de todo el día. Lo más probable es que yo tenía un modelo semejante, porque eran las dos de la tarde, en un día con mucha bruma producida por la sequía y las quemazones. O tal vez porque la fumadera de marihuana era muy grande desde la mañana en esta ciudad.

Nos saludamos y dejamos, por precaución, pasar un vagón porque venía a nivel de sardina al vapor. Comenzamos a conversar porque a una buena conversa jamás se le saca el cuerpo, más bien uno se mete al cuerpo a cuerpo cual Ali con Frazer.

Me dijo que en la retrospectiva que expuso en la Galería de Arte Nacional, el año pasado, se atendieron más 75 mil personas, él solo atendió a más de 16 mil en visitas guiadas y otros encuentros que se llevaron a cabo. Realizó un performance con la bellezura de Joselyn. Me alegra, en verdad, que su muestra haya sido todo un acontecimiento museográfico, porque es un carajo que le ha echao bolas al hacer plástico. Ahora está preparando otra muestra en el Museo de Bellas Artes, está a la espera que culminen las reparaciones del museo.

Me contó varias anécdotas que han configurado el día a día del mundo del arte. La relación traumática entre el Museo de Bellas Artes (MBA) y la Galería de Arte Nacional (GAN), desde que esta última fue puesta en funcionamiento (1 de octubre de 1974). Porque me contó que aquello fue un asalto, un golpe de Estado fue la expresión que utilizó, que realizaron Alejandro Otero, Miguel Otero Silva y Manuel Espinoza contra el Museo de Bellas Artes que en ese entonces dirigía Miguel Arroyo (años de gestión 1959-1976).

Pues al crearse la Galería de Artes Nacional esta institución se apropió del edificio viejo y parte de la colección que tenía el Museo de Bellas Artes de artistas nacionales. Esto ha sido traumático hasta el día de hoy, porque aun cuando la GAN tiene posee su sede propia sigue en disputa la colección del Museo de Bellas Artes.

Viendo el asunto a la distancia, uno puede pensar que con esa acción por parte de la GAN se perdieron varias posibilidades: La primera, que se perdió de construir la sede de la GAN en ese momento, pues estamos hablando del primer gobierno del compadre Carlos Andrés Pérez y esta gente de la GAN tenía influencia hasta los más altos niveles del gobierno; cosa importante en ese momento es que había dinero por el boom petrolero y Pérez se pensaba con proyección histórica; le hubiese encantado inaugurar esa sede para la historia.

Segunda cosa, al apropiarse de la colección del MBA se perdió la oportunidad de hacer el inventario nacional de los artistas venezolanos en ese momento. No se hizo un registro nacional. Tercero, que la GAN visitara los talleres de los artistas a nivel nacional y comprara, había dinero para eso, las mejores obras de éstos.

Parece que se apresuraron, por alguna razón, y se perdieron oportunidades que luego no fue posible recuperar porque las condiciones del país habían cambiado.

Otra vaina que me contó Sánchez Vegas es que la actual sede de la GAN fue originariamente concebida para la Asociación Venezolana de Orquideología, esto hay que averiguarlo entre los chismosos de la Nación. Porque en 1988 se empezó a hablar de la sede de la GAN y apareció la maqueta expuesta en su sede. Además, como el edificio permanecía inacabado la gente de la Imprenta Nacional quiso echarle mano, pero los de la GAN se fueron para allá y ¨montaron un campamento¨, palabras de Sánchez Vegas, para no perder su mierda.

Y así, a troche y moche, va la historia de la Galería de Arte Nacional. Pero esa gente está haciendo un trabajo arrecho para salir a flote nuevamente.

Toda esta vaina la conoce Sánchez Vegas porque él ha sido y es actor de primera mano y de primera fila de muchos haceres culturales no históricos, pero si anecdóticos. Los cuales siempre son mucho más interesantes para los dedicados a los recovecos del día a día.

Entre lo que me contó dejo dos pendientes: los rechazados y los integrantes del boom del dibujo en Venezuela. Estas las voy a dejar para más luego.

Otro asunto muy interesante que me contó fue la diferencia de enfoque que se dio, durante el gobierno de Pérez Jiménez, por parte de los arquitectos caraqueños con respecto a Caracas. Esto me interesó porque yo me había preguntado de ¿cómo carajo se explica la convivencia simultanea de dos concepciones estéticas tan disimiles como son la Universidad Central de Venezuela y Los Proceres? Porque ambos proyectos y obras se dieron al mismo tiempo.

Me contó, el pana Sánchez Vegas, que de la Universidad Central hacia el Centro de Caracas predominó la tendencia modernista inaugurada con el Plan Monumental de Caracas de 1939 elaborado por el equipo de urbanistas franceses, continuada posteriormente por Rotival, Villanueva y los acólitos a esta concepción.

Que para mí es una expresión arquitectónica del positivismo venezolano, cosa que plantee en ¨1939, Claro/Oscuro¨.

La otra tendencia también modernista, que serpentea por el Paseo Los Ilustres desemboca en Los Próceres y abarca el sector de la Avenida Victoria hasta el Helicoide, estuvo comandada por unos arquitectos, entre ellos Wallis, que tenían relación con los italianos del grupo Domus. Esto explica esa concepción italianizante neoclásica del eje Los Ilustres – Los Próceres y del sector de la Avenida Victoria.

Para la historia de la arquitectura local, la tendencia Villanueva fue más fuerte en el sentido de imponer su relevancia y minimizar la otra tendencia. Se habla mucho sobre la Ciudad Universitaria y el eje de la Avenida Bolívar, pero poco del eje patriótico de Los Próceres. Aunque ambos, en última instancia, son ejes patrióticos con perspectivas y concepciones estéticas diferentes.

Aquí hay que meter una acotación, para añadir y especular que la presencia de Sofía Imber, con el apoyo de Guillermo Meneses, cambiaron la visión arquitectónica de Villanueva sobre la Universidad Central de Venezuela (UCV), ya que sin esta presencia posiblemente el lenguaje arquitectónico y artístico de la UCV hubiese sido más modesto y recatado, como lo anunciaban el Hospital Universitario, la Facultad de Medicina y la trayectoria del arquitecto jefe del proyecto. Pero se produjo un salto inesperado y aquí es donde debe tener su participación Meneses como negociador con el gobierno de turno, para que éste aceptara el nuevo lenguaje arquitectónico.

Volviendo al asunto de ambos ejes, debemos entender que éstos son expresión de la misma herencia positivista venezolana expresada con manifestaciones arquitectónicas diferentes. Junto a este positivismo que también encarna el perezjimenismo está la tendencia desarrollista presente en América del Sur en ese momento histórico y con la cual comulga Pérez Jiménez.

La convivencia de por lo menos dos tendencias o visiones arquitectónicas es lo que explica que un mismo gobierno construya y sea garante de dos arquitecturas tan disimiles.

A estas dos tendencias arquitectónicas, hay que agregar la tendencia estadounidense producto de la presencia de la industria petrolera. De la cual, la Sala Trasnocho Cultural, en el 2017, presentó la muestra “Arquitectura norteamericana en Caracas 1925-1975: OUR architects”. Esta tendencia fue puntual, expresada en los edificios sedes de la industria petrolera presente en Caracas.

Estas concepciones no son las únicas que se han dado con respecto a Caracas, hay otras a la espera de ser mostradas.

LA GERENCIA COMPULSIVA Y LAS CAGADAS HUMANAS

La gerencia compulsiva es el resultado y el producto de lo no planificado. De la ausencia de una planificación mínima. De lo que va saliendo como puede. Además, contiene en sí al gerente que quiere todo para ayer. Porque éste cree que con esa actitud va a solucionar la falta de previsión y planificación.

Por el contrario, la agrava; pero a él no se le puede decir nada. Porque, además, de no planificar es estúpido. Y todo estúpido actúa compulsivamente en un intento de enmendar la cagada que ya ha puesto.

Este tipo de gerencia siempre está, y permanece, en el vamos hacer. Nunca hace. Y no puede hacer nada porque no planifica. Todo es compulsivo, el inicio y el final, que es corto.

Irse de pronto para la playa con los amigos puede ser una experiencia espontanea del carajo, y de allí el dicho de que lo espontáneo es lo mejor. Pero una operación a corazón abierto o la construcción de un rascacielos tal vez no lo sea.

Imaginemos a unas de esas personas que ama lo espontaneo, lo que se hace emocionalmente, que de pronto un medico le diga que hay que someterla a una operación. Que no se preocupe que el día de la operación van resolviendo como se puedan. O esa misma persona va a comprar un apartamento y el vendedor inmobiliario le diga que en los cálculos estructurales de ese edificio se hicieron de manera espontánea, a veces el ingeniero otras veces la secretaria de la oficina, quien iba llegando le iba metiendo mano al cálculo. Y que la construcción del edificio fue algo semejante con lo que iban consiguiendo lo fueron construyendo.

Tal vez no le guste mucho ninguna de las dos propuestas, aunque sea muy amante de la espontaneidad. Porque él quiere una operación con todo planificado, y el edificio donde va a vivir que no sea una chapuza ni de ingeniería ni de arquitectura.

Tal vez ahí no se queje de los que él llama cabeza cuadrada.

Así pasa con un mínimo de la gerencia. Se espera que tenga por lo menos un poco de sentido común y de previsión, para saber que se tiene que hacer a mediano plazo, en los próximos tres meses por lo menos.

Que la gente la cague no es el problema, sino que el personal se vea envuelto en esa cagada es lo preocupante. Porque la no planificación arrastra al personal, y lo más probable es que sea a ese personal al que se le eche la culpa porque la vaina no funciona.

Porque el guevón es siempre el que la va a pagar, téngalo por seguro.

Luego vienen los de las ideas brillantes, esas que resplandecen hasta cegarlo a uno.

Un carajo me decía que él le había enviado una propuesta a un ministro, una propuesta del carajo, redonda. Donde le planteaba la necesidad de implementar o activar ese eje que hay entre los museos para que los artistas vendieran sus piezas, que se diseñaran unos quioscos bien diseñados, hasta se podía llamar a concurso para esos diseños.

Yo lo miraba y pensaba: Éste es otro guevón que se cree que se la está comiendo.

En eso le dije:

—Eso es plata. Tú le estas enviando al ministro una propuesta donde tú no pones nada y quiere que te den plata.

Este carajo es el eterno pedigüeño que no aporta nada, que no propone una solución sino un problema. Y cree que está botado.

Como el mendigo que pasó cuando yo estaba comprando unos caramelos en la calle, que cuestan 1 bolívar cada uno. El mendigo le pide al vendedor y éste, que está en esa verga desde la 8 de la mañana porque yo lo veo cuando paso a esa hora, saca dos billetes de 10 bolívares y entiende la mano para darle los billetes. El mendigo le dijo que esos billetes no valían nada y no se los recibió.

Una patada por ese culo provocó darle al comemierda.

Así actúa el carajo de la supuesta propuesta. Él no está haciendo ninguna propuesta, lo que está es mendingando con la misma arrogancia del mendigo de mierda.

Una propuesta es la búsqueda de una solución. No enredar el papagayo, para ver que recojo en río revuelto.

La vaina es arrecha cuando uno no entiende lo que está haciendo y cree que está volando. La estrellada va a ser de la puta madre.

ONTOLOGÍA DE LO BELLO

La metafísica de lo Bello en Plotino está signada, indudablemente, por la relación entre lo Bello y lo Uno. No obstante, dicha relación es problemática. Ya que la exposición de esta relación se convierte en una odisea, la cual en su conjunto se hace confusa. La dificultad de esta relación no queda resuelta del todo, quedan muchos girones que atar. Si nos atenemos al orden porfiriano de los tratados apreciamos que el periplo en torno a esta cuestión es un peregrinaje impreciso, a través del cual unas veces el filósofo considera lo Bello como lo Uno y otras veces no.

En Enéada I, 6, Plotino señala que se dice correctamente que el bien y lo bello nacen en el alma, por semejarse al ser de dios. Por esta razón, lo bello y las partes de los otros son del ser… A manera de aquel, que en sí mismo es a la vez el bien y lo bello, lo bueno y la belleza[i]. Según el pasaje, en cuestión, el bien y la belleza son análogos o son la misma cosa; aparentemente, son el mismo Uno.

De esta manera, se continúa la tradición clásica de la relación bello-bueno, donde lo divino es simultáneamente belleza y bien. De esta manera, lo bello-bien a de corresponder a la primera hipóstasis, ser parte de ésta. Pues de ella emana la inteligencia divina que posee la belleza como atributo divino; razón por la cual los restantes seres son bellos a partir de esta belleza. Si la belleza pertenece a la primera hipostasis lo abarca todo, nada se encuentre ausente de ella. Es la causa productora superior, cualitativamente, a lo producido.

Más adelante el filósofo agrega que primero se asienta lo bello y luego el bien. No lejos está lo bello de la recta inteligencia. Por lo cual, nuestra alma es bella[ii]. Aparentemente lo bello corresponde a la primera hipóstasis y a nivel de esencia es lo mismo que el bien. Sin embargo, ¿Qué quiere decir primero se asienta lo bello? Acaso quiere decir ¿Qué está antes del bien en el sentido de la procesión y, por tanto, es posterior a éste en el sentido de la emanación?

Si lo bello es equiparable a lo Uno, entonces ésta no es ni género ni categoría. Pues aquel está fuera del género y la categoría, y por ende lo estaría lo bello en sí. Además, lo bello no podría ser género porque su unidad quedaría destruida. Lo bello, parece estar allende de toda determinación, de toda definición y de toda distinción. Por tanto, sería anterior a la esencia. Tendremos que considerar a lo bello como algo supra-categorial; porque, como señala Plotino, la naturaleza de lo anterior —esto es, de lo Uno— engendra todos los seres, pero no se engendra a sí mismo; ni tiene, en efecto, clase o cualidad ni magnitud ni inteligencia ni alma. Tampoco tiene movimiento ni quietud o reposo, ni tiene lugar ni tiempo. Sin embargo, es en sí mismo y de una sola forma, más es libre de toda forma, de todo ser, de todo movimiento y de toda quietud[iii].

Esto quiere decir que no hay forma de definir ni a lo Uno ni a lo bello, tampoco al bien. Porque carecen de género y categoría. Lo Bello en sí carece de cualidad y cantidad, no pertenece a la inteligencia ni al alma, no es ser ni es movimiento ni reposo, ni está en lugar ni en tiempo alguno. Solo se puede decir de él que es simple por sí mismo, ausente de forma y antes de toda forma.

¿Podemos decir que lo bello en sí es supra-bello? En una interpretación externa a la concepción plotiniana, podemos decir que de asumir esta condición convierte a la metafísica de lo bello en una metafísica de lo inenarrable, de lo no-predicable, porque excluye a lo bello de todo discurso de los razonamientos. En primera instancia, esto da como resultado una metafísica negativa, pues el discurso sobre lo bello tendría su fundamento en lo que éste no es. En segundo lugar, de asumirlo nos coloca más en la perspectiva de lo sublime, lo cual a lo interno de la concepción plotiniana no resulta posible.

No obstante, si apelamos al discurso de los razonamientos podemos indicar que lo bello es unidad que se corresponde a sí misma, principio y devenir de toda cosa bella, y es eterno. Lo bello es real e idéntico a sí, no es afectado ni por generación ni por corrupción, se encuentra entero en todo lugar, ya que posee una razón que se da en todas partes y en sí misma. Y esto por la necesidad que tenemos de hablar de manera positiva de un elemento y sus atributos.

Por esta razón, lo bello es descrito por el filósofo como el brillo que resplandece de la idea; el cual no se ofrece de la misma manera en todos y se da con posterioridad al ser. En cambio, no es otra cosa que la esencia, pues lo afirmado de la esencia se aplica a lo bello. Aún cabe considerarlo de otro modo: en referencia a la afección (estética) particular que produce en nosotros cuando somos sus contempladores. Este acto es un movimiento que tiende verdaderamente hacia aquél, pero es, en verdad, un movimiento[iv].

Este movimiento es una aisthesis y el mismo corresponde al espectador, esto es, al sujeto que contempla lo bello. No a la bello en sí. Por otra parte, lo bello es posterior al ser, es decir, a lo primero y más antiguo, en sentido cualitativo. En tanto brillo, no es la luz en sí, sino una emanación de la luz. Lo bello, según el pasaje, está determinado por los géneros al ser, la esencia y el movimiento. No es supracategorial como habíamos indicado antes.

Por otra parte, aquel —se refiere a lo Uno— suministra a todos y engendra en sí mismo el propósito, el cual ofrece sin recibir nada en sí mismo; se muestra y permanece en la contemplación de sí mismo y disfruta semejándose a sí mismo. ¿Qué necesidad tiene de lo bello? Porque en sí mismo, el ser en sí (ὂν αὐτὸ) es más bello y elabora al enamorado de lo bello mismo y al productor enamorado[v].

Ninguna necesidad tiene lo Uno de lo bello porque es superior a éste, ya que lo antecede. Es lo que da a lo bello el ser de su belleza. Lo que nos está diciendo el filósofo es que aquel está más allá de lo bello, es más bello que lo bello; de allí que elabore al enamorado y al productor enamorado de lo bello.

A partir de acá se produce la distinción entre lo bello y lo Uno, aparentemente no son análogos. Aquel es suprabello, mientras que lo Bello es bello en sí.

Que lo bello es un comienzo, sí lo es. Pero un comienzo de otra naturaleza. Si lo relacionamos con la estética —entiéndase sensación o afección— del contemplador, que antes ha sido expuesta, lo bello es un comienzo posible en la vía de la procesión o retorno a lo Uno. Como posibilidad de contemplar a aquel. En este sentido, lo bello es un comienzo que tiende hacia aquel. Pues todo comienza y tiende a aquel. Lo bello no es principio y fin de todo, porque quien todavía no lo ha visto —a aquel— lo desea como el bien; sin embargo, al ver el principio, que es causa de lo bello y de lo bueno (καλῶι ἄγασθαί), queda maravillado y se llena de placer[vi]. Este ver no es sensible, se refiere el filósofo a la contemplación mística.

A nivel ontológico estamos muy lejos de lo antropológico, nos hemos remontado al primer principio. Si lo bello fuese semejante a lo Uno, sería unidad absoluta, idéntico a sí mismo, indivisible poseyendo una razón que se abarcaría a sí mismo. ¿Realmente es así? Por lo que hemos mostrado, parece no serlo.

El filósofo indica que lo que está más allá del bien, es origen y principio de lo bello; en sí mismo es primero que el bien y lo bello. Y está más allá de lo bello[vii]. Lo que está más allá del bien es lo Uno; éste es origen de lo bello, el cual es posterior a él. Lo bello aparece como un velo que se antepone a lo Uno y cubre, de alguna manera, al Bien; como algo que está entre la inteligencia y aquel. Debemos entender que esta es una forma de expresarse, la cual le otorgarle categorías a las hipostasis divinas.

Por otra parte, más allá de lo bello mismo se dice de aquella naturaleza que imprime a lo bello fuera de sí mismo; ya que por sus razones lo bello primero (πρῶτον καλόν) asciende a la inteligencia, por cierto, lo bello inteligente se manifiesta en lugar del conocer[viii]. Lo bello inteligible se equipará con la Inteligencia por ser la belleza que compete a ésta. ¿Por qué este cambio?

A nivel de la metafísica plotiniana debemos entender los diversos grados que conforman las hipostasis, y con ellas la ontología que está implícita en las diversas categorías y en los matices del discurso. De ahí la dificultad de comprender la transición de un nivel ontológico al otro, de entender las variantes de la esencia que define lo bello según el nivel en que se desarrolla el discurso.


[i] Cfr. Plotino. Enéada I 6, 6, 19-24.

[ii] Cfr. Enéada I 6, 6, 26-27.

[iii] Cfr. Enn VI 9, 3.

[iv] Cfr. Enn VI 2, 17, p. 118.

[v] Cfr. Enn I 6, 7, 26-30.

[vi] Cfr. Enn I 6, 7, 15-16.

[vii] Cfr. Enn I 6, 9, 37.

[viii] Cfr. Enn I 6, 9, 40.

19 DE ABRIL

El 19 de abril siempre es un día difícil de entender como parte del proceso libertario, y es difícil porque ese día, creo que todas las provincias, declararon permanecer junto al rey cabeza de machete de España. Fernando verga creo que se llamaba.

El Bonaparte le había dado el coñazo parejo a este rey y hasta preso creo que lo tenía. Le había dado más que a tambora en temporada de gaita. Los de España estaban reunidos en Cádiz para ver como se repartían esas tierras de España, porque unos estaban con Bonaparte y otros con el mamerto del Rey.

Aquí en Caracas se reunieron también los delegados de las provincias, y entre estira y encoje se decidió apoyar al Rey y no a los franceses. Una verga rara, porque después, en los primeros años de la Guerra de Independencia, Francia apoyaba a los republicanos y hasta nosotros nos quedamos con el remoquete de latinoamericanos que nos habían encajado los franceses.

La vaina era medio jodida porque unos venezolanos estaban a favor del rey y otros a favor de Bonaparte. El compadre Emparan, que no era ningún guevón, apoyaba al francés. Por eso se hizo el pendejo aquel 19 de abril de 1810.

El primo Alexander von Humboldt cuenta en su libro ¨viajes por las regiones equinoséque¨, que cuando él llegó a estar tierras el Emparan era gobernador de Cumaná, y eso había sido al final del siglo 18. Además, el chismoso de Humboldt cuenta que los hermanos de Emparan también eran milicos, uno en la flota inglesa y el otro en la española. Y que por vainas del destino una noche se enfrentaron, sin saberlo, en ese charco que está entre España e Inglaterra y ambos murieron en el enfrentamiento, ya que ambos barcos se fueron a pique al cañonearse mutuamente los hermanos.

Es decir, que el Emparan sabía como se batía el cobre.

¿Por qué los venezolanos no se unieron a los franceses?

¿Por qué prefirieron a los españoles? E ahí la cuestión.

La vaina es que el 19 de abril de 1810 les puso la cabeza caliente a los venezolanos, y desde ese momento se armó el peo de la Guerra de Independencia.